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Un juez negro conservador y católico

Desde que el pasado jueves Thurgood Marshall, el magistrado más liberal del Tribunal Supremo norteamericano, anunció su retirada de la institución más respetada de Estados Unidos, los grupos progresistas del país llevaban advirtiendo a la Casa Blanca que no tolerarían su sustitución por otro jurista de distinta ideología, que acentuara la tendencia cada vez más conservadora de la institución.

George Bush ha jugado fuerte y, hasta ahora, ha ganado la apuesta. El presidente norteamericano anunció el lunes en su residencia veraniega de Kennenunkport, su candidato para sustituir a Marshall, héroe de las luchas por los derechos civiles y la igualdad racial y primer magistrado de raza negra en la historia del Tribunal Supremo.

Su elección, que como todo nombramiento federal tiene que ser confirmado por el Senado, ha recaído en Clarence Thomas, un jurista de 43 años, también negro, miembro de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia desde 1989.

Si Thomas fuera blanco, su ratificación en el Senado sería prácticamente imposible de conseguir. Sus credenciales políticas son las mismas que hicieron naufragar en 1988 los intentos de Ronald Reagan de nombrar a un gran jurista de conocidas tendencias conservadoras, Robert Bork.

Nieto de un campesino

Como Bork, Thomas milita en el Partido Republicano y su pensamiento se identifica con el ala más derechista del partido del Gobierno. Pero Thomas no sólo es negro sino que tiene en su historial una biografía de éxitos difícil de atacar. Como recordó ayer el senador republicano por Utah, Orrin Hatch, uno de los nombres mencionados como posible sustituto de Marshall, "el que ataque a Thomas en el tema de los derechos civiles, estará atacando al nieto de un campesino negro analfabeto de Georgia".Clarence Thomas constituye una especie de rara avis entre los hombres de su raza. No sólo es republicano y católico en un país donde la minoría de color es abrumadoramente demócrata y protestante, sino que ha accedido por propios méritos a la magistratura en un país donde el porcentaje de jueces y magistrados de color asciende a sólo el 4% del total.

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Nacido en los suburbios de Savannah, en el Estado de Georgia, en plena segregación racial, Thomas vivió hasta los siete años en una caricatura de casa sin agua corriente ni servicios. Abandonado por su padre, el joven Thomas fue acogido por sus abuelos, un matrimonio de campesinos analfabetos, que lo enviaron a un colegio regentado por monjas blancas.

A base de trabajar duro y estudiar a todas horas, Thomas consiguió su máxima aspiración: ganar una beca para la prestigiosa Universidad de Yale, en cuya facultad de derecho se licenció. Hombre hecho a sí mismo, Thomas se ha opuesto siempre a lo que considera el paternalismo de las leyes de protección a las minorías, que, según él, parten de la base de que los negros no pueden competir con los blancos en igualdad de condiciones. Fue esa filosofía, aplicada durante su presidencia de la comisión para la igualdad de oportunidades en el empleo, la que le valió duros ataques de las organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos civiles. El color de su piel y su palmarés serán sus mejores escudos cuando el Senado comience el debate para su ratificación en septiembre.

Este debate estará centrado en conocer la opinión de Thomas en el tema del aborto. El senador Howard Metzenbaum ha advertido que "investigará en profundidad" sus opiniones sobre la interrupción del embarazo. "No deseo contribuir con mi voto a que se incremente la mayoría conservadora y antiabortista del Supremo".

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