Los Doce, satisfechos de su gestión en Yugoslavia
Los líderes de los Doce se mostraron ayer satisfechos ante lo que el presidente Felipe González describió como una diplomacia eficaz" de la Comunidad Europea en Yugoslavia, presagiadora de lo que podría ser una política exterior común. A lo largo del debate que mantuvieron los jefes de Estado y de Gobierno de la CE reunidos en la capital del Gran Ducado afloraron, sin embargo, divergencias entre aquellos que antepusieron el derecho a la autodeterminación al mantenimiento de la integridad territorial y los que abogaron más por el mantenimiento de las actuales fronteras.
Encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jacques Poos, secundado por sus homólogos de Italia y Holanda, la troika comunitaria regresó ayer de madrugada, tras doce horas de viaje y estancia en Belgrado y Zagreb, donde se entrevistó primero con el primer ministro, Ante Markovic, y después con los presidentes de Eslovenia y Croacia, Milan Kucan y Franjo Tudjman.Gracias, acaso, a la amenaza de suspender la ayuda comunitaria la troika arrancó a sus interlocutores el compromiso de respetar un alto el fuego y Markovic aceptó además acuartelar al Ejercito federal mientras los presidentes nacionalistas daban su acuerdo para suspender durante tres meses la aplicación de su declaración de independencia.
Poos aconsejó al Consejo Europeo, que envió a la troika para esta misión, evitar cualquier triunfalismo y porque el acuerdo alcanzado era "frágil" y por eso los Doce se abstuvieron de hacer ninguna declaración al respecto. El primer ministro luxemburgués, Jacques Santer, no resistió, sin embargo, a la tentación de resaltar en su conferencia de prensa final "el éxito diplomático de la CE que ha demostrado que en circunstancias excepcionales sabe actuar y afirmar su identidad frente a los problemas de Europa y fuera del continente".
Animado debate
La carencia de declaración común sobre Yugoslavia no impidió un debate animado en el Consejo Europeo. El canciller alemán, Helmut Kohl, lo abrió el viernes resaltando que la "unidad del país no podía ser mantenida a la fuerza" y ayer le replicó el presidente François Mitterrand afirmando, en substancia, que si la CE no debe oponerse por principio a la autodeterminación tampoco debe ser acusada de haber hecho caso omiso de la integridad territorial de Yugoslavia.Ni que decir tiene que las intervenciones de Felipe González, que hizo el viernes el viaje de París a Luxemburgo con Mitterrand, se situó en esta línea. Ante la Prensa, el presidente del Gobierno español insistió en que "la condición necesaria para la estabilidad y la paz es el respeto de la integridad territorial", haciéndola compatible "con el derecho de las minorías y de las nacionalidades".
En vez de hacer la vista gorda ante el riesgo de desmembramiento de un Estado, Gonzalez afirmó que los Doce deben "mantener su esfuerzo de diálogo" con las partes en conflicto apostando por "la democratización" del país balcánico al que le queda aún "camino por recorrer" hasta vivir en un régimen de libertades. "La autodeterminación de un pueblo debe efectuarse dentro de un marco jurídico". "No todo el mundo se expresa así", reconoció González, antes de añadir: "Hay mucha historia detras de esto.... Se van a vivir [en Yugoslavia] días de confusión muy serios".
En el séquito de González se sospecha que algunos dirigentes europeos simpatizan no con el nacionalismo sino con su ideología derechista, mientras otros creen que su país saldrá engrandecido en la geografía europea si se fragmentan los Balcanes y los Estados emergentes se convierten en satélites económicos de los pesos pesados europeos.
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