Gracias a Faustino
Mis padres se exiliaron durante la guerra civil española en Argentina, país que acogió una cantidad que se podría contar en millones de españoles en la misma situación, y ahora hice lo mismo, pero en sentido inverso; con la desgracia de enfermar apenas llegado, y sin dinero, sin trabajo y con el único patrimonio de mi DNI español, empecé a deambular por centros médicos que, en vez de curarme, me llenaban de papeles y más papeles, hasta que me topé con una persona cuya sensibilidad hizo que se apiadase de mí y, comprendiendo mi situación urgente, hizo que fuera atendido. Quiero agradecerle al señor Faustino, encargado del ambulatorio de Bravo Murillo, 317, del distrito de Tetuán-
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