Barroco después de la medianoche
Muchos músicos extranjeros se extrañan, cuando actúan en Madrid, de las altas horas nocturnas en que comienzan algunos conciertos. Este se celebró a las doce de la noche del viernes.La sala pertenece al recientemente remozado palacio de Gaviria. Con capacidad para 100 personas, es bella -espejos, flores, cuadros, cortinas y sillones tapizados en rojo- y tiene una acústica ideal para conciertos de cámara. Penetra algún ruido de la calle en las pausas (las inevitables motos), pero no se nota durante la ejecución de los diferentes tiempos musicales. El marco deslumbra y crea una predisposición favorable. Después del concierto se puede tomar una copa en las salas contiguas.
El estupendo grupo Zarabanda interpretó varios tríos y sonatas barrocas. Más compacto en Telemann o C. Ph. E. Bach en Hándel o J. S. Bach. Su actuación no estuvo en vitalidad a la altura que nos tienen acostumbrados. Destacó Álvaro Marías: impecable, tanto en la flauta dulce como en la travesera barroca, en técnica, articulación y fraseo.
Grupo Zarabanda
Director: Álvaro Marías. Obras de J. S. Bach, Telemann, Händel y C. Ph. E. Bach. Palacio de Gaviria. Madrid, 21 de junio.
A Isabel Serrano se la notó menos inspirada en el violín barroco que en otras ocasiones (había tocado hasta media hora antes con la Sinfónica de Madrid en Peter Grimes). Correctas Renée Bosch a la viola de gamba y Rosa Rodríguez al clave. El público reaccionó con moderación cercana a la frialdad: tal vez la hora, tal vez porque estaba absorto en la atmósfera del lugar, tal vez por la falta de hábito de muchos de ellos a la música barroca.
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