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La escuela del fuego

El centro de adiestramiento y seguridad contra incendios más importante de Europa está en BruneteEn Brunete hay cada año 250 cursos de seguridad contra incendios

Javier Casqueiro

, Por el humo, además de saberse dónde está el fuego, se puede identificar la mejor manera de combatirlo. Estos conocimientos, para nada gratuitos, se imparten en una empresa instalada en Brunete, que dispone de un campo de adiestramiento de 75.000 metros cuadrados que es el más importante de Europa.Este centro de actividades de lucha contra el fuego, financiado con dinero privado, desarrolla cada año 250 cursos de seguridad contra incendios, por los que pasan más de 5.000 personas. Los simulacros, practicados en todo tipo de estructuras, sirven de preparación para bomberos profesionales y personal de seguridad de las empresas potencialmente más peligrosas.

La catástrofe desatada en Kuwait durante la guerra del Golfo ha servido, al menos, para dos cosas: dar trabajo al cuerpo de extinción de incendios más superprofesional del mundo, los Boots and Coots, y para mentalizar a toda la expectante población mundial del peligro potencial que puede suponer el fuego incontrolado, especialmente para el medio ambiente.

Estructuras de simulación

Para los participantes en los cursillos del Centro de Formación en Seguridad Integral, con medio centenar de estructuras que simulan las más diversas situaciones de peligro que se puedan presentar en tierra, mar y aire, la experiencia se resume en una sola frase: "Perderle el miedo al fuego pero no el respeto, eso ni en una barbacoa de chuletas".

Ésta es la opinión de Santiago Yllana Álvarez, el director de Formación de Tepesa, la empresa propietaria del centro, pero también la de la mayor parte de sus alumnos. Yllana suelta inconscientemente otra frase categórica que, viniendo de quien viene, más parece una proclama publicitaria: "Todos los fuegos se pueden controlar, siempre que se disponga, en cada caso, de la formación y los medios adecuados".

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La pira de las prácticas simuladas

Viene de la página 1Para apoyar esta auténtica declaración de principios está uno de los últimos y más significados alumnos que ha tenido el centro, José Renuncio, jefe de seguridad desde hace 20 años de Repsol Butano: "Todo se quema, pero todo se puede apagar". Renuncio tiene buenas palabras para estos cursos -porque consiguen poner en práctica supuestos tácticos de toda naturaleza y se pueden ver los distintos conceptos de seguridad que se aplican en cada empresa".

Conceptos que pueden llegar a chocar con los sistemas aplicados tradicionalmente aquí para apagar fuegos, pero que se han tomado de una filosofía espectacular y norteamericana. No en vano Tepesa es una extensión homologada en Europa de la Universidad de Tejas. Tepesa, creada hace seis años, está participada mayoritariamente por entidades aseguradoras agrupadas en torno a Unespa y los grupos Telefónica y Preussag.

Renuncio considera básico que el personal de seguridad de las empresas pase por este tipo de experiencias, "porque para atenuar los riesgos es necesario conocer antes el medio en el que se trabaja". Para dar mayor consistencia a su argumento afirma: "Si hay un esquema mental previo de cómo se desarrolla un fuego tenemos el 80% a nuestro favor para apagarlo".

En este mismo sentido se pronunció otro cursillista, Juan José Bernau, en un descanso de la condensada actividad matinal. Para este jefe de máquinas de un barco de la compañía naviera Ibernor "los cursos son positivos, sobre todo para que la gente que no haya visto nunca un incendio se convenza de que puede solucionarlo o llegar a dominarlo, porque si no, cuando se presente, puedes salir corriendo".

Correr, sudar, saltar

Correr, sudar, saltar. Controlar mangueras de 30 metros con lanzas en sus extremos que se deben utilizar con la precisión propia de una pistola de agua. Sentirse dentro de un traje de inmersión con la comodidad de movimientos natural de una bailarina. Soportar el golpe de kárate de 12 kilos que provoca la lanza cuando derrocha una potencia de agua que puede variar de 115 a 450 litros por minuto.

Todas estas posibilidades y algunas más, como realizar un salvamento sobre el viejo casco de un mercante, apagar un incendio en una refinería, sobre un helicóptero, dentro de un edificio cerrado o sobre la superficie de un petrolero, pero con los protagonistas rodeados de fuego por todas partes, es lo que se puede ver a diario en Brunete.

Para Manu, un vasco afincado en Castellón, capitán de un remolcador, las prácticas son buenas y por otro lado obligatorias profesionalmente. "El próximo 1 de enero todos los que trabajamos en actividades que tienen que ver con la marina mercante tenemos que tener esta experiencia, es lógico".

Algunos de los participantes no son bomberos, ni responsables de seguridad. Raquel, arquitecta municipal en Vitoria, la única mujer en la última remesa de cursillistas, que viene enviada por el Ayuntamiento "para ver en persona el tipo de entrenamiento que luego realizan los técnicos".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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