Novillería de la buena
Los tres novilleros que comparecieron en Las Ventas -dos de ellos, nuevos en esta plaza- tenían su corazoncito y su torería. Quiere decirse, que los tres tenían su corazoncito torero, o eso se les apreció. No fue ninguna sorpresa, por otra parte, pues novilleros como estos hay muchos. De unos años acá, la fiesta se viene caracterizando porque cuenta para su desarrollo con novillería de la buena, en cantidad y calidad como quizá no haya habido nunca en toda la historia de la tauromaquia.Ocurre, sin embargo, que estos mismos novilleros se van estrellando contra la falta de oportunidades, contra las estructuras caducas del propio espectáculo, contra la incompetencia de la mayor parte de los taurinos, que ni saben promocionarlos, ni entienden en qué consiste la auténtica calidad torera. Y entonces, unos se quedan en el camino sin posibilidad de madurar, mientras a los otros les convierten en vulgares e insufribles pegapases.
Cobaleda / Peralta, Vega, Sánchez
Cinco novillos de Caridad Cobaleda (uno fue rechazado en el reconocimiento), mal presentados, con casta pero inválidos, dos devueltos al corral por este motivo. 4, deArturo Sánchez, con trapío, manso. Sobreros: lo de González de San Román, con trapío, manso y noble; 2º de El Alamo, chico, inválido, encastado. José Luis Peralta, de Sevilla, nuevo en esta plaza: pinchazo hondo descaradamente bajo, pinchazo bajo, media descaradamente baja y dos descabellos (silencio); dos pinchazos bajos -primer aviso con un minuto de retraso-, dos pinchazos, otro hondo -segundo aviso-, ocho descabellos,y se acuesta el novillo (silencio). Joselito Vega: pinchazo hondo trasero, rueda de peones y estocada (aplausos y también pitos cuándo sale al tercio); estocada y rueda de peones (vuelta con protestas). Manolo Sánchez, de Valladolid, nuevo en esta plaza: estocada trasera, rueda de peones y tres descabellos (ovación y salida al tercio); pinchazo pescuccero, pinchazo, estocada corta, rueda de peones -aviso con más de un minuto de retraso- y cinco descabellos (vuelta). Plaza de Las Ventas, 20 de junio. Menos de un cuarto de entrada.
Los novilleros suelen salir de las escuelas de tauromaquia con bien asimilados conocimientos técnicos, que incluyen amplio repertorio de suertes, y en cuanto echan a andar de la mano de un taurino de esos, van abandonando el toreo de repertorio y olvidándose de la torería, como si esos valores de primer orden constituyeran un lastre, pues les inculcan que lo único importante para ser alguien es pegar pases y dejarse de monsergas.
Por eso, a veces el toreo bueno se ve en las novilladas donde participan espadas que luchan por hacerse un cartel. Y así fue, en Las Ventas. Manolo Sánchez lanceó a la verónica al sexto novillo con una majeza, un poderío y una templanza insólitos en estos tiempos y armó un verdadero alboroto. Con la muleta desplegó un toreo de escuela, y si sus faenas tuvieron altibajos, hubo en ellas pasajes bellísimos, pues interpretaba las suertes con cadenciosa lentitud y sentimiento artístico.
Joselito Vega toreó asimismo muy bien a la verónica e hizo faenas de corte clásico, algo ventajosilla la del segundo, meritísima la del quinto. Este novillo se colaba por el lado derecho, y llegó a empitonar a Joselito Vega, que no se arredró; antes al contrario, tras pasarlo por naturales, le desafió en los derechazos y consiguió que el novillo buscón tomara el engaño. También José Luis Peralta causó buena impresión, a pesar de los avisos que escuchó. Al inválido primero le hizo un toreo desangelado, pero al cuarto, manso, espantadizo, topón y deslucido, llegó a encelarlo en tandas de naturales, a base de mucho coraje, sobre todo de buena técnica muletera, que consistía en hacer el toreo sin concesiones, siempre de frente y cargando impecablemente la suerte.
La afición se complació con el buen toreo de los tres novilleros y no dio importancia a los defectos, ya que los podrán eliminar en cuanto maduren. SI los taurinos les dejan madurar, desde luego, lo cual se duda; pues la relación de los taurinos con la novillería buena es puro surrealismo.
Babelia
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