El Partido Popular creó una gran maquinaria para captar votos por correo
El Partido Popular puso en marcha en las pasadas elecciones, y por vez primera, una auténtica maquinaria electoral del voto por correo, que llegó a casi todos los rincones de España. Los supuestos efectos perniciosos de una iniciativa en principio legítima han adquirido, pues, una repercusión generalizada.
En los días de la precampaña, los dirigentes provinciales del PP se reunieron en Madrid con miembros de la dirección nacional para establecer la estrategia, según han informado fuentes del partido. Los datos conocidos ahora muestran claramente el interés por lograr el voto de ancianos en los asilos y de enfermos en los hospitales, incluso en centros psiquiátricos. Los candidatos fueron aleccionados para ponerse en contacto, verbalmente o por escrito, con sus potenciales electores lejanos, y explicarles este mecanismo de voto. En muchos casos, dirigentes del partido y médicos afiliados o candidatos visitaron a los ancianos; y unos les pedían la firma y otros les firmaban el certificado médico de incapacidad. Este planteamiento, legalmente correcto, sufriría una serie de desviaciones, que se pueden resumir así:
Delegación de la iniciativa. La Ley Electoral permite que las personas enfermas deleguen en otras "la formulación personal de la solicitud" del voto por correo, y que tal documento sea legitimado por un notario. Así, el PP redactó documentos que se entregarían a los electores y se fotocopiaron masivamente. En ellos el elector delegaba en otra persona, miembro del PP, para que le hiciera los trámites.
Sin embargo, la persona en quien delegaron el trámite (que no el voto, que es indelegable) se tomó la libertad de sobrepasar las funciones atribuidas y escribió en los impresos no la dirección del elector para que se le remitieran allí las papeletas y él escogiera, sino la dirección de una sede del partido. Esa remisión del certificado censal y de las papeletas a otro domicilio está prevista en la ley, pero ésta siempre habla de que serán enviados al elector, para que éste escoja la papeleta.
Sustitución del elector. Otro camino de supuesta irregularidad consiste en que el elector cumpla personalmente el primer paso del voto por correo -la solicitud del certificado censal y las papeletas-, pero no el segundo: la entrega del sobre con el voto en una oficina de Correos. En este caso no se trata ya de personas enfermas, sino de quienes estarán de viaje el día de la votación. El elector pide en Correos el,envío de papeletas y, aleccionado previamente por el PP, hace que se le remitan a ese partido. La ley permite el envío a las sedes de los partidos, pero también queda claro que es el elector el que debe escoger las papeletas. Las sospechas existentes indican que no ocurrió así, y explican que los certificados posteriores que se escriben en Correos tengan letras similares: las de los funcionarios del partido.
Desvío de las papeletas. Este sistema de fraude se produjo presuntamente en Salamanca, hay indicios de que ocurrió también en Palencia y asimismo en una tercera provincia donde los datos aportados no son todavía muy claros. En el caso de Salamanca, el responsable del PP para el voto por correo, José María Moreno Balmisa, funcionario de Correos en excedencia, estableció presuntamente con miembros de ese servicio un sistema de desvío de la correspondencia que se sumó a los dos mecanismos expuestos anteriormente. Con este método, un elector solicitaba el voto por correspondencia, y el certificado censal y las papeletas no se le remitían a él, sino a otra persona que votaba en su lugar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.