La novillada no pasa el reconocimiento veterinario
Ninguno de los seis novillos que se iban a lidiar esta tarde, de la divisa de María Auxilio Holgado, superaron ayer el reconocimiento veterinario, que se desarrolló en un ambiente tenso y se alargó hasta primeras horas de la tarde. Los veterinarios rechazaron los novillos por falta de trapío. La empresa que, según fuentes veterinarias amenazó con suspender el festejo, traerá hoy otros novillos de la misma ganadería.José Luis Lozano negó anoche que ellos hubieran amenazado con suspender, aunque reconoció que a los novilleros anunciados, Manuel Caballero, Mariano Jiménez y Chiquilín, les asiste el derecho de no hacer el paseíllo si se cambia la ganadería. "No creo que, aunque sean novillos de otra divisa, lo hagan", explicó Lozano, "pero si así fuera, los sustituiríamos por otros compañeros. Lo que es seguro es que el festejo se celebrará".
Caballero, que quedó decepcionado en su primera actuación en la feria porque el escaso trapío de sus enemigos le impidió calar en el público, afirma que aspira hoy a despedirse de Madrid como novillero de la forma que se merece: "Nunca pagaré suficientemente la deuda que adquirí con esta gran afición, que me lanzó al estrellato en 1990".
Ajeno a los problemas que ayer sufrieron los novillos de Holgado en el reconocimiento veterinario, Caballero confiaba en su juego: "No se van a protestar, pues los ví en el campo y son suficientemente grande. Con que embistan un poco me conformo, del resto ya me encargo yo". Encabeza el escalafón con 28 festejos y tiene Firmados otros 60 hasta la Feria de la Vendimia, de Nimes (Francia), donde tomará la alternativa. Mariano Jiménez, 21 años, no daba crédito a sus oídos cuando su apoderado Gonzalito le informó de que iba a actuar en esta novillada, como reconoce: "Fue una de las mayores alegrías de mi vida, porque toreo con el número uno de los novilleros e intentaré ganarle la partida". Lleva 10 festejos este año y espera poder rendir de una vez al cien por cien en Las Ventas: "Algo que nunca he conseguido".
Chiquilín, 23 años, es descendiente de Lagartijo y Manolete, por lo que piensa que sólo podía ser una cosa: torero. Quiere triunfar en Madrid, donde debutó sin fortuna en la pasada miniferia de la Comunidad, para homenajear a su exapoderado Antomo Pérez Barquero, con el que rompió a raíz de su presentación en Las Ventas. "Pero le reconozco el tremendo mérito de haberme colocado, tal vez sin méritos, en este cartel de lujo". Viene ahora mismo de triunfar en Córdoba, Sevilla y Granada, y lleva ocho festejos toreados en 1991.
Babelia
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