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La OCDE prevé un año 'negro' en crecimiento económico y empleo para los países occidentales

La reunión semestral de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que se celebrará el mes próximo en París, no podrá dar un mensaje optimista a las economías occidentales. La OCDE ha revisado a la baja, desde diciembre, sus previsiones sobre el crecimiento de las economías occidentales. El caso más flagrante es el de Estados Unidos, para quien se prevé un crecimiento negativo este año, el mantenimiento de altas tasas de inflación y un aumento del desempleo. Las previsiones de crecimiento, inflación y paro para el conjunto de economías de la OCDE tienen también en 1991 su año negro.

El fin de la guerra del Golfo no ha puesto en marcha, con la rapidez que se esperaba, la recuperación de las economías occidentales. Las previsiones económicas que la OCDE hará públicas en junio -y que ahora están en fase de estudio como borrador- son mucho más pesimistas que las del informe semestral de diciembre.Las economías occidentales sólo crecerán este año un 1%, según las últimas previsiones de la OCDE, cuando en diciembre esta organización estimaba una tasa de crecimiento global del 2%. Si las cosas son la mitad de buenas para el mundo occidental, para Estados Unidos son infinitamente peores. En diciembre le pronosticaban un crecimiento inferior al 1% pero ahora ya creen que será negativo.

Las previsiones que la OCDE hará públicas el mes próximo son también más pesimistas que las ofrecidas por el Fondo Monetario Internacional el mes pasado. Este pronosticaba para la economía estadounidense durante este año un crecimiento del 0,2% que la OCDE rebaja al -0,1%. El FMI apostaba por un crecimiento del 1,3% para los países en desarrollo que la OCDE, deja en un 1%. El Fondo preveía una expansión del 2,8% para Alemania y la OCDE lo rebaja hasta el 2,6%. Las estimaciones de crecimiento japonés del FMI llegaban al 3,6% que en París quedará en un 3,1%.

Con todo, la recuperación, antes y ahora, está cerca. Los expertos de la OCDE la colocan ahora en el segundo semestre del año y antes la situaban tras el final de las incertidumbres derivadas de la crisis del Golfo. El problema es que el propio EE UU no acaba de divisar el Inicio de tan prometedor relanzamiento.

Reunión de París

Así, la delegación estadounidense apostará en junio en París, como ya hizo en abril en Washington, por una relajación de la política monetaria como vía para salir de su recesión. Esta estrategia, que ya se ha planteado en los encuentros técnicos previos a la reunión de junio, va más allá de las peticiones que George Bush hizo al Grupo de los Siete (G-7).El G-7 acordó entonces la conveniencia de una reducción de los tipos de interés reales a medio plazo, EE UU bajó los suyos dos días después, y ahora (en junio) defenderán que el nivel medio de tipos de interés en el mundo es demasiado alto. Han de bajarlos todos, pues, para facilitar a EE UU la salida de su recesión. Con o sin esa política de relajación monetaria, la OCDE prevé una recuperación para el próximo año, que permitirá pasar desde el 1% de crecimiento medio de las economías occidentales a un 2,9%. La inflación, que repuntará este ejercicio, también cederá algo en 1992.

Las previsiones no son tan halagüeñas, sin embargo, para el desempleo. La OCDE cree que llegará al 7,1%, de media este año, un punto más que en 1990, y, se mantendrá en esa elevada tasa en 1992.

El aumento del paro será especialmente grave en Europa. Mientras que la etérea recuperación estadounidense permitirá una caída del desempleo, el paro en Europa llegará al 9% en 1992, y eso que los expertos de la OCDE no incluyen en sus previsiones sobre Alemania lo que puede estar ocurriendo en la antigua RDA por problemas estadísticos. El sesgo de la estadística explica por sí sólo la reducida previsión de crecimiento que la OCDE atribuye, para este año, a la economía alemana, su limitado aumento del paro y su no tan moderado aumento de la inflación.

El borrador del informe de la OCDE cifra la previsión de inflación para Alemania en el 4,5%. Esto equivale a reconocer que ése no será el país de la Comunidad Europea con menor inflación esté año. Honor que puede ceder a Francia y que justifica la presión francesa para recortar sus tipos de interés y luchar así contra un desempleo que se dispara con la garantía de precios bajo control.

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