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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Viejos rencores

Acción-judicial (Gass action)

Director: Michael Apted. Guión: Carolyn Shelby & Christopher Ames y Samantha Shad. Fotografía: Conrad L. Hall. Música: James Horner. Producción: Ted Field, Scott Kroof y Robert W. Cort para Interscope - 20th. Century Fox, EE UU, 1990.Intérpretes: Gene Hackman, Mary Elizabeth Mastrantonio, Colin Fields. Estreno en Madrid salas Multicines Pozuelo, La Vaguada, Alexandra, Multicines Colombia, Palacio de la Prensa.

El film judicial, más concretamente su variante de juicios, parece vivir en los, últimos tiempos un prudente rejuvenecimiento, del cual son prueba fehaciente obras como La caja de música, Presunto inocente o, en un registro levemente distinto, El misterio von Bülow. Y aunque el hecho de que dos de los tres directores de estos filmes sean europeos -Costa Gavras y Barvet Schroeder- - pueda llamar a equívocos, lo cierto es que se trata de un subgénero mayor del cine criminal que el Hollywood clásico supo explotar con envidiable capacidad, a partir de tres estrategias diferentes.Por una parte, todo film judicial plantea una situación de partida presidida por un enigma: se trata, bien de saber quién ha sido el responsable de un delito, bien cómo se las ingeniará el protagonista -invariablemente, un hombre de leyes- para demostrar la inocencia del inculpado: algo así como la versión actualizada del mago que saca conejos blancos de su prodigioso sombrero. Por la otra, potencia los mecanismos del suspense, que se suelen saldar en una secuencia resumen que deja tranquilas las conciencias al tiempo que gratifica la pericia interpretativa del espectador, invitado él también a resolver el enigma. Y last, but not least, deja incólumes los pilares básicos de las instituciones, toda vez que de lo que se trata, en el fondo, es de restituir el sacrosanto concepto de Justicia.

Pareja

Este es el mecanismo clásico de estas ficciones, y éste es también el empleado por Apted para su film, sin apenas modificaciones. Si hubiera que buscar ejemplos concretos, se diría que Acción judicial es una suerte de actualización, por otros, camimos, de La costilla de Adán de Cukor -cambiando la litigante pareja de esposos por un padre y una hija, igualmente enfrentados-.

Y es tal la confianza que el realizador tiene en los probados recursos del viejo subgénero, que prácticamente se considera absuelto de la tarea de brindar al público algo mas que un envoltorio discreto y funcional que sirva de vehículo pertinente al trabajo de sus actores: el respetable fatigará en vano la pupila en busca de algo parecido a un estilo a una manera peculiar de narrar.

Así las cosas, Acción judicial queda en manos de su pareja principal, el gran Hackman y una Mastrantonio que, por fortuna, no le va a la zaga. El trabajo de ambos se intuye, por debajo de un doblaje sencillamente desastroso, competente y por momentos incluso brillante.

La trama, trillada, enfrentada otra vez a buenos y malos, aunque aquí el bueno de Hackman deba descabalgar de algunos de sus ideales de tres décadas atrás para reencontrar el amor de su hija -así se reescribe la Historia-, aunque luego la ficción lo recompense como se merece. Y respecto al tema que la publicidad airea a gusto, el enfrentamiento hija-padre y los traumas que en ella creó el carácter arrollador de éste, vale más dejarlo de lado: si todos los problemas sicológicos fuesen de la complejidad de los que aquí se muestran, hace rato que el gremio de los sicoanalistas estaría ocupado en otros menesteres.

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