_
_
_
_
_
Entrevista:Joseph BrodskyPoeta, premio Nobel de Literatura

"Es inevitable un Estado democrático en la URSS"`

Brodsky es un hombre nervioso Habla un inglés correcto, pero interrumpe sus frases, y las rectifica, para elegir la palabra adecuada, que pronuncia con acento ligeramente británico. Tiene 50 anos, no más de media docena de libros publicados, una esposa ruso-Italiana, música y traductora y un apartamento en Greenwich Village, en Nueva York, donde entra y sale un gato que juega con la correspondencia sin abrir esparcida por el suelo.El poeta bebe vino blanco sin dejar de mover la copa. En realidad, Brodsky jamás se queda quieto en el asiento puesto de espaldas a su escritorio. No reposa él y, aún menos, su lenguaje. Acostumbra a abordar las respuestas devolviendo las preguntas con un interrogante ironico para darse tal vez el tiempo de ajustarlas. Y al poco rato de conversar con él tiene uno la certeza de hallarse ante un interlocutor sagaz e ingenuo, agresivo y vulnerable, desesperado y vital.

Brodsky se encuentra a nueve peldaños sobre el nivel de la calle. La escalera, que arranca en la misma acera junto al cubo de la basura, desemboca en una primera puerta que da a un pasillo recto. Al final de este pasillo hay otra puerta. Y detrás de esta otra puerta -como el juego ruso de las muñecas que viven unas dentro de otras- aparece el poeta con los cabellos revueltos, papeles en una mano, zapatillas viejas de deporte, una indumentaria sin fecha de caducidad que lleva él como si no fuera suya. La imagen, pienso en seguida, es la de un ser que está fuera de su propio cuerpo. Es la imagen de alguien que ha apartado deliberadamente ese cuerpo por tratarse de algo incómodo, incluso de algo innecesario. Brodsky está diciendo: adelante, mira ese par de calcetines arrugados debajo de la mesa de tres patas, ¿pasa algo?, y mira mis ojos detrás de estas gafas de aro, lo único que considero parte de mi cuerpo, loúnico indispensable, aunque quizá también acabará estrellándolas contra la chimenea.

Hablamos de este título reciénconcedido. ¿Qué es un poeta laureado? ¿Es acaso un poeta quetiene que dedicar odas al Sistema? A cambio de ese año en elque puede hacer lo que le dé lagana con cargo al contribuyente, ¿qué le pide el mecenas?

Brodsky dice que todo lo que se le exige es dar una clase al comienzo de] curso académico yuna lectura al finaliz más interesante del siglo XX. "Es la más sustancial. La más variada. La más innovadora". Repite que en EE UU existe gran cantidad de poetas que producen tina obra de enorme calidad. "Pero la nación los ignora. No se clan cuenta de lo que tienen. Casi podría hablarse de una conspiración del silencio sobre los poetas. Sé de lo que hablo. Así que desde la plataforma de Washington invitaré a poetas para que hablen. Daré a conocer su importancia, que ellos no están seguros de tenerla. Por eso son tan poco arrogantes".

Brodsky añade que sabe cómo alzar la voz. "Es un desafío que me tienta. Un poeta laureado adquiere una visibilidad ante el público que voy a aprovechar para impulsar ideas y para señalar los errores de la democracia. Creo que la democracia tiene que ser algo más que una receta para obtener riquezas. El principal problema del mundo es demográfico. También aquí, en Estados Unidos, nos afecta ese mismo problema. La superpoblación baja el nivel de la educación enormemente, no sólo el nivel del bienestar. Todos sufren más. Todos se vuelven más incultos. En la sociedad predomina el aturdimiento. La acción sobre la contemplación. Y la poesía llama a la contemplación. Si el pueblo no puede acceder a esa contemplación, si no se le ofrece esa posibilidad, si solo se le empuja hacia la acción, ¿qué clase de democracia es ésta?"

Grotesco juicio

Brodsky no ha regresado a la U RSS desde que Breznev le arrebató la ciudadanía soviética luego de someterle, a la edad de 24 años, a un grotesco juicio en el que se le condenó a cinco años de trabajos forzados en un penal, de los que cumplió uno. Mantiene contacto con su país a través de las cartas que recíbe y de las personas que vienen de allí a visitarle. No se plantea el regreso. En una entrevista aparecida este mismo mes en The Hampshine Daily Gazette Brodsky afirma ser "tan norteamericano como cualquiera que haya nacido en Estados Unidos".

Pero sus raíces están en Rusia y sigue de cerca los acontecimientos políticos. de los que ya hizo su propio diagnóstico. La geografía europea deja pocas opciones a sus pueblos. Cuanto más grande es un país menos opciones tiene. Lo que nos preguntamos ahora es esto: ¿va a desempeñar la URSS un papel grande o pequeño en Europa? ¿Un papel grande o pequeño en Asia? En los últimos años la URSS ha querido jugar un gran papel, el papel de una superpotencia. Y ha fracasado. Estoy seguro de que en 1995 la importancia que tendrá la URSS será, todo lo más, la, misma que tuvo en 1905 para sus vecinos. Y estoy convencido de que durante la próxima década cada semana abundarán los titulares alarmantes y desastrosos sobre la URSS hasta que nos hartemos de leerlos. Finalmente surgirá allí algo parecido a un estado democrático. Es inevitable. La Unión Soviétíca no será ya nunca más un Estado autoritario. Y menos aún una tiranía. La desintegración ideológica, física, institucional y geográfica de la URSS es irreversible. El pueblo, todo el pueblo soviético, debería leer la obra más importante escrita en el siglo XX. La novela de Robert Musil El hombre sin atributos.Y deberián leerla ahora mismo para ex perimentar lo que es la incertidumbre de la condición humana. De otro modo será difícil que puedan entender que la incertidumbre es el estado natural e inevitable del mundo libre. Se habla de los grandes genios de la literatura del siglo XX. Y cuando ya estamos cerca del fin de este siglo, en el que hemos creído que Joyce, Proust, Kafka, eran los gigantes, yo creo que el gigante es Musil. Ese es el gigante. Su visión de la existencia es absolutamente esclarecedora".

La poesía, escribe Brodsky en uno de sus mejores ensayos, es "un ejercicio para la muerte", La muerte ha sido y sigue siendo el tema profundo y último del escritor. En sus memorias de infancia Una habitación media Brodsky afirma que Finalmente todo lo que un hijo quiere que sus padres le enseñen es la lección de cómo hay que morir. BroeIsky dice que a partir de los 30 años empieza uno a descubrir en sí mismo los rasgos los tics, las imitaciones, las tendencias de sus padres. Antes de esa edad tiendes a huir de esos maestros. Pero luego te das cuenta de que no puedes huir. Ya no puedes escapar de tus padres. Del recuerdo de tus padres. De la enseñanza de tus padres. Y ellos te han enseñado a actuar, a no actuar. Y la manera en que ellos mueren va a ser la manera en que tú vas a morir. Sus enfermedades son tus enfermedades.

"Recuerdo como si fuera ayer cuando hace años, en Leningrado, llevé sobre mis hombros a mi padre al hospital. Era de madrugada. Estaba enfermo del corazón. Le había dado un infarto. Cargué con él los cuatro pisos hasta donde estaba el médico. Esta aterrado. Yo pensaba: pobre hombre, se encuentra muy mal. Está muerto de miedo. Y años más tarde me he visto Yo mismo yendo al hospital en la Misma situación que él. Y no una sola vez. Varias veces. Tan asustado como él estaba. Haciendo lo mismo que él hacía. Exactamente lo rnismo en los tres infartos que he sufrido. Y ya ve, uno es un loco. Sigo fumando. Y pienso que si no muero del corazón luego de las dos operaciones que me han hecho y de los tres infartos que he tenido, ¿de qué moriré?, Me vuelvo hacia el caso de mi rriadre y, veo que ella murió de cáncer. No sé qué es peor".

Sin embargo, a Brodsky le obsesiona la salud. Le horroriza la enfermedad. Sin duda le espanta la muere. Enciende otro cigarrillo. Pregunta si queda más vino en la botella, que está vacía. Pero hay otra botella. Su amigo va a buscarla. Dice que es preciso cortar lo del tabaco. Y cuando le pregunto cómo ataca el rnaldito problema de la muerte, responde, riendo: "¿Atacarla? ¡No ataco a la rnuerte! No puedes protegerte de la muerte. No hay filosofía ni existe ninguna actitud que al adoptarla te ayude a morir. Y esto puede suceder en cualquier momento. Lo único que puedo hacer es intentar no pensar en ello. Y esperar a ver qué pasa. Nada más. Me gusta una frase de Epicuro. Creo que fue Epicuro quien dijo que donde tú estás no existe la muerte y donde existe la muerte no estás tú. Muy simple. Muy estoico. El epicureísmo es como una parte del estoicismo. No es que yo me considere epicúreo, pero pienso que el cuerpo es tu enemigo. Y que al final te traiciona. El cuerpo acaba entregándote a la muerte".

¿Por eso ejercita la poesía?, pregunto. Una frase suya plantea precisamente eso, que la poesía es un ejercicio para morir. Pero Brodsky me corrige: "La frase no es mía, es de Sócrates. Dijo que filosofar es un ejercicio para morir". Cuando apunto que algunos críticos de su poesía la consideran no sólo extrernadamente musical, sino metafísica y religiosa. Brodsky alega que él nunca observo, ni practicó, ninguna religión, aunque quién sabe si ha sido absorbido por el cristianismo. "De considerarme algo, me considero afín a un calvinista porque creo que uno es responsable de sus propias acciones. Y creo que no se le puede Lulpar a nadie de los actos de uno mismo". Luego añade: "Supongo que Torquernada no estaría de acuerdo con este Punto".

Infinito

Torquemada dispará otra vez la risa fácil de Brodsky. Parece divertido. Su mirada ahora del vaso de vino blanco al gato, al que llarria por Su nombre, y del gato a mí en espera de la pregunta: ¿cree o no cree en Dios" Todo depende del significado que le demos a la palabra responde Brodsky, porque en esta profesión, en mi carripo, en este mundo de la poesía en el que yo me encuentro, acabas teniendo un hambre inmensa de infinito.

En buena medida se trata de una cuestión de terriperarnento. Deseas pararte en un punto determinado de ese infinito. O, por el contrario, deseas segur más lejos. En esa primera opción, en la de hacer un álto en tu persecución del infinito, aparece la creencia en el Ser Suprerno. Un Dios. Pero el poeta va siempre más allá de los confines de un credo. Su labor se exige un viaje de más alcance. Piense en Dante, por ejemplo. Su versión de la vida después de la muerte es mucho mejor que la del Nuevo Testamento, o que la de San Agustín. Mejor que el Evangelio. Y el poeta se encuentra siempre en el punto de partida. Es una especie de círculo vicioso porque bien mirado el potencial metafísico del hombre es excesivo, es desmesurado. No hay ser superior que lo satisfaga".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_