La importancia del apoyo económico exterior
La autora, presidente de Nicaragua, justifica que pasado el tiempo de la pacificación y estabilidad en su país, empobrecido y endeudado, es necesario para su reconstrucción la solidaridad internacional, y de manera especial para hacer frente a un primer pago de la deuda y encarar el desarrollo futuro.
La guerra ha terminado. Nicaragua está en paz y está fomentando la paz en la región. Las dimensiones de nuestro Ejército y de su estamento de oficiales se han visto reducidas en un 60%, de 86.000 a 27.000. Hace poco hemos detenido a siete nicaragüenses por el papel que desempeñaban en el tráfico ilegal de armas a los rebeldes salvadoreños.Después de haber sido gobernados durante 50 años por la familia Somoza y otros 11 por los sandinistas, ya no existe la censura en Nicaragua. Los nicaragüenses disfrutan de libertad de prensa y libertad de movimientos. La amnistía ha ayudado a cicatrizar las heridas provocadas por la guerra y a fomentar la reconciliación. Estos logros obtenidos durante el primer año de mi presidencia constituyen, en mi opinión, la base para emprender la inmensa tarea de reconstrucción a la que ahora nos enfrentamos.
Por supuesto, resulta imposible resolver todos nuestros problemas de la noche a la mañana, y muchos permanecen aún sin resolver, como el asesinato de Enrique Bermúdez, el antiguo líder de la resistencia, recientemente asesinado en la puerta del hotel Intercontinental por un agresor desconocido. Se ha constituido una comisión independiente de investigación, formada por cinco miembros, entre los que se encuentran representantes del arzobispo Obando y Bravo y de la Organización de Derechos Humanos de Nicaragua. A medida que avanzan los trabajos de la comisión, estoy más convencida de que el asesinato de Bermúdez sólo ha sido una aberración en el camino de la reconciliación y no un presagio de luchas civiles renovadas.
En este momento, Nicaragua es una de las naciones más pobres del mundo. Además, mi Gobierno ha heredado una deuda de cientos de miles de millones de dólares de la anterior Administración sandinista. Nuestra desgracia es que su mala gestión nos ha convertido en una nación en bancarrota.
Deudas necesarias
He aceptado estas deudas porque creo que no hay otra forma de reconstruir económicamente Nicaragua. ¿Quién va a invertir aquí o nos va a conceder préstamos si no nos libramos de este endeudamiento? ¿Y cómo adquiriremos el poderío económico suficiente para garantizar nuestra democracia sin dichos préstamos e inversiones?
En cuanto a la política exterior, esto quiere decir que habremos de trabajar con cualquier país amigo que apoye la reconstrucción de Nicaragua. El problema más agobiante en este momento es nuestra deuda de 365 millones de intereses con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Éste es un punto crucial, porque no podremos obtener más préstamos para el desarrollo hasta que no satisfagamos estos pagos atrasados.
Todo lo demás depende de este primer paso. Es por esto por lo que me complació tanto mi visita a Washington de la semana pasada. El presidente Bush no se limitó a prometer una importante contribución al pago de dichos préstamos, que ascenderá, probablemente, a unos 75 millones de dólares, sino que también estuvo de acuerdo en ejercer su influencia sobre Japón y otros países para que encontremos más ayuda. Esta misma semana, España, que conoce las dificultades que entraña la transición hacia la democracia, prometió 70 millones de dólares para ayudarnos a eliminar la deuda externa.
El apoyo estadounidense en particular será crucial para nosotros en la reunión especial del Banco Mundial y de los contribuyentes al BID que habrá de celebrarse en París del 15 al 17 de mayo para tratar de encontrar una solución que elimine nuestras deudas, atrasadas. He depositado todas mis esperanzas en esta reunión, tiras la cual es posible que se nos concedan nuevos préstamos, no sólo al Gobierno nicaragüense, sino también a la empresa privada.
Por el momento, carecemos de dinero. Sin nuevos préstamos no podremos hacer nada. Como decimos en Nicaragua, cuando se tiene un invierno húmedo y un verano tórrido no se puede arar la tierra si no llueve.
Mi Gobierno ha demostrado su responsabilidad económica a los potenciales prestamistas. Nuestro programa de estabilización económica, uno de los más duros de Hispanoamérica, ya ha eliminado la hiperinflación desde su puesta en práctica el 3 de marzo. Hemos devaluado el córdoba en un 400%, hemos prohibido al Banco Central que emita dinero nuevo y nos hemos comprometido a rellenar el abismo fiscal existente en nuestro presupuesto con apoyo proveniente del exterior. La inflación ha descendido del 50% en marzo al 6% a finales de abril.
Más allá de los problemas inmediatos del endeudamiento y la estabilización, nuestro método de reconstrucción se caracteriza por sus actitudes y orientaciones, muy diferentes de las de Gobiernos anteriores. En lo que respecta a las ayudas, insisto en la responsabilidad, tanto con el pueblo de Nicaragua como con las naciones que efectúan las donaciones.
En el pasado, el dinero afluía a Nicaragua desde Estados Unidos o Europa, pero el pueblo se preguntaba dónde iba a parar, O, cuando recibían algún tipo de beneficio, no sabían de dónde procedía.
Ahora, por ejemplo, la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional nos ha concedido una donación con la finalidad específica de renovar los libros de texto de las escuelas, desde preescolar hasta la enseñanza preuniversitaria. Y esta ayuda no sólo se destinará de forma responsable a la finalidad para la que fue concedida, sino que en mis discursos he hecho que la gente supiera que "gracias a la AID hemos podido cambiar nuestros libros de texto".
La privatización de la economía nicaragüense y la devolución de las propiedades confiscadas también se encuentran en el orden del día de mi Administración. Durante la época del Gobierno sandinista, cerca de un 50% de la economía pasó a depender del Estado, incluyendo las grandes industrias cafeteras, ganaderas y al godoneras, como Agromax. Nuestra intención consiste en de volver estas empresas a manos privadas. En los próximos dos años presentaré nuevas leyes ante la Asamblea Nacional para autorizar la privatización. Sin embargo, como acordamos con los sandinistas durante las elecciones del año pasado, las tierras concedidas a los campesinos continuarán siendo suyas.
Por último, y aunque no pretendemos abandonar la idea de la nación o de la cultura nacional, debemos aceptar el hecho de que los diminutos países centroamericanos no constituyen por sí solos unidades viables desde el punto de vista económico. Sus mercados interiores son demasiado pequeños.
Mercado Común
Es por esto por lo que he llevado la voz cantante en la revitalización del Mercado Común Centroamericano y pretendo suscribir acuerdos de libre comercio con México y Venezuela. En el ámbito del Mercado Común Centroamericano esperamos el]minar todos los aranceles sobre el comercio entre países de Centroamérica y reducir los aranceles sobre las importaciones a la región a tan sólo un 20% el año que viene.
Como el resto de América Central, Nicaragua debe orientar su economía hacia las exportaciones, especialmente a medida que vaya tomando forma la nueva zona de libre comercio de Norteamérica. Una vez que hayamos rehabilitado nuestras exportaciones tradicionales, como el café, el algodón y el ganado, tendremos que diversificarnos, incluyendo el desarrollo de industrias que puedan procesar aquí, en Nicaragua, nuestros productos tradicionales.
Durante el primer ano de mi presidencia hemos tratado de eliminar los errores del anterior Gobierno de Nicaragua, de forma que podamos comenzar a dar forma a una verdadera democracia en un Estado limpio. Nos hemos mostrado serios y responsables ante este reto, y creo que el mundo estará dispuesto a reconocer que hemos cambiado.
La visita que efectué a Washington hace una semana demuestra nuestras buenas relaciones actuales con Estados Unidos. El rey Juan Carlos de España acaba de visitar Managua esa misma semana. Mi viaje por Europa durante el mes pasado me ha convencido de que también los europeos ven una nueva Nicaragua. Con este apoyo y con la nueva atmósfera de paz en nuestro país, tengo confianza en que podamos arar la tierra de nuevo en mi país.
Traducción de Ignacio Méndez Cabezón y Esther Rincón del Río.
Copyright 1991, New Perspectives Quarierly. Distribuido por Los Angeles Times Sydicate.
es presidenta de Nicaragua.
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