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Baker afirma en El Cairo que hay más puntos de acuerdo que discrepancias sobre la conferencia de paz

Ángeles Espinosa

El aparente triunfo del secretario de Estado norteamericano, James Baker, al lograr el respaldo de las monarquías del Golfo a su plan de paz corre el riesgo de complicar aún más el panorama de Oriente Próximo. Estados Unidos esperaba que tal hecho empujara a Siria e Israel a plantearse un compromiso en el tipo de conferencia que quieren. De momento, Baker fracasó ayer en su intento de obtener flexibilidad del presidente sirio, Hafez el Asad. Sin embargo, tras reunirse en El Cairo con su homólogo soviético, Alexandr Besmértnij, aseguró que "hay más puntos de acuerdo que de discrepancia" entre las partes.

Este ejercicio de optimismo del secretario de Estado norteamericano no logró cambiar anoche la percepción generalizada de que sus esfuerzos están encontrando grandes obstáculos. "No basta con la buena voluntad de las superpotencias, tienen que presionar a Israel", comentó a EL PAÍS un diplomático árabe. La declaración del portavoz de la presidencia siria, Yibrán Curia, confirma ese sentir. Según él, Siria y EE UU "acordaron proseguir los contactos y el examen de las ideas propuestas". Demasiado poco tras casi seis horas de reunión.Siria, el país guardián de la causa árabe por excelencia, no parece satisfecho, con la decisión del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), a pesar de la referencia a las resoluciones 242 y 338 de la ONU. Su cuidadosa introducción tenía sin duda como objetivo dejar claro que las eventuales conversaciones, sea cual sea su forma, se van a basar en el intercambio de paz por territorios, tal como piden los árabes y rechaza Israel.

Aunque Damasco no había reaccionado anoche de forma oficial al anuncio del CCG, fuentes diplomáticas sirias manifestaron a esta corresponsal su excepticismo al respecto. "Israel quiere la tierra, el agua y los países del Golfo, porque constituyen un importante mercado potencial", explicó el interlocutor, quien justificó la llamada luna de miel sirio-norteamericana por la necesidad de su país de no quedarse descolgado del proceso.

En principio, el hecho de que Arabia Saudí y los otros cinco miembros del CCG hayan aceptado enviar un observador a las conversaciones de paz, e incluso negociar directamente con Israel sobre algunos asuntos, como el agua, el medio ambiente o el desarme, debería satisfacer su deseo de reconocimiento como Estado legítimo. Sin embargo, las opiniones parecen una vez más divididas en Tel Aviv. En tanto que el director de la oficina del primer ministro, Yosi Ben Aharon, desestimó la propuesta del CCG como poco importante, el ministro de Exteriores, David Levy, la calificó de "progreso".

También en Jordania las valoraciones se presentan enfrentadas. Algunas fuentes ven en la eventual participación del CCG un paso adelante en el proceso de paz. Sin embargo, otros medios temen que debido a la actual tensión entre los dirigentes de esos países y el líder palestino Yasir Arafat, dañe los esfuerzos de la OLP para obtener una representación independiente en las conversaciones.

Ni siquiera el presidente egipcio, Mohamed Hosni Mubarak, se muestra satisfecho con la noticia. El rais ya adelantó el pasado miércoles que sólo deberían participar en la conferencia de paz los países árabes que tengan fronteras con Israel o territorios ocupados por él. De todas formas, la actual situación económica de Egipto constituye, según los analistas, una tenaza a sus discrepancias.

Queda por ver cómo va a reaccionar Besmértnij, que hoy vuelve a entrevistarse con Baker, antes de acudir a un almuerzo de trabajo conjunto con Mubarak. A su llegada a El Calro, el enviado soviético se mostró de acuerdo con la postura egipcia. En medios árabes se resta valor a la capacidad de maniobra de la URSS, a quien los más radicales atribuyen un mero papel de comparsa de Estados Unidos en los actuales esfuerzos de paz.

Nuevo embajador de EE UU

Robert Pelletreau, experto en cuestiones de Próximo Oriente, fue designado nuevo embajador de EE UU en Egipto, informó la sede diplomática norteamericana en El Cairo. Pelletreau, entre otras misiones, encabezó las conversaciones con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), iniciadas a finales de 1988 e interrumpidas el año pasado. El diplomático es actualmente embajador de Washington en Túnez y sustituirá a mediados de este año a Frank Wisner en la sede de El Cairo.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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