_
_
_
_

El jefe de la diplomacia soviética defiende en Egipto una conferencia internacional de paz

Ángeles Espinosa

El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Alexandr Besmértnij, defendió ayer en El Cairo la conferencia internacional de paz como "el medio adecuado" para intentar solucionar los problemas de Oriente Próximo. Besmértnij, que llegó a la capital egipcia la noche anterior procedente de Israel, reconoció, no obstante, que existen diferencias al respecto entre las partes implicadas. Su viaje a la región, así como el de su homólogo norteamericano, James Baker, van a intentar superarlas. Ambos tienen previsto iniciar hoy sus conversaciones en la ciudad de las pirámides.

El enviado de Moscú subrayó, tras su entrevista con el presidente egipcio, Mohamed Hosni Mubarak, la existencia de una "plataforma común" egipcio-soviética. Según explicó en la conferencia de prensa posterior a la reunión, los dos países están de acuerdo sobre "la forma en que hay que concebir el proceso de paz", aunque no preciso cuál era ésta. Durante la primera escala de su gira, en Damasco, Besmértnij insistió en que la postura de su país no ha cambiado, y que continúa respaldando la causa palestina y la celebración de una conferencia internacional bajo el patrocinio de la ONU."Existe una oportunidad real para entablar el proceso de paz en Oriente Próximo", ha asegurado Besmértnij, convencido de que no se debe "perder esta ocasión". Aunque no lo dijera de forma explícita, el jefe de la diplomacia soviética se estaba refiriendo, sin duda alguna, al giro dado por la política exterior de su país, que ahora coopera con EE UU, al menos en esta parte del mundo.

Coordinar esfuerzos

El pasado abril, ambas superpotencias acordaron apadrinar una conferencia de paz para Oriente Próximo. Desde entonces, Moscú y Washington han ,venido coordinando sus esfuerzos para intentar aproximar las posturas de los principales interesados, árabes e israelíes.

El Gobierno de Israel sigue oponiéndose a negociar con los palestinos bajo la fórmula de "paz por territorios", tal como piden los países árabes, así como a la supervisión de las negociaciones por parte de la ONU. La visita de Besmértnij a Jerusalén, la primera de un ministro de Exteriores soviético desde la creación de Israel en 1948, no ha cambiado esa postura. Tampoco parece que los esfuerzos norteamericanos hayan logrado hasta ahora resultados concretos en ese terreno, a pesar de las sucesivas visitas de Baker a la región.

El secretario de Estado norteamericano inició ayer en Sirla su cuarta gira desde que concluyera la guerra del Golfo. Una vez más, el enviado de Washington intenta acercar los puntos de vista árabes e israelíes para poner en marcha una conferencia de paz, pero, como se preguntaba ayer el editorialista del diario cairota Al Ahram: "¿Se trata de una conferencia o de dos?".

Mientras árabes y soviéticos siguen hablando de una conferencia internacional, los israelíes defienden su idea de un foro exclusivamente regional y EE UU hace equilibrios en la cuerda con propuestas de una conferencia internacional de apertura que desemboque en una regional. La realidad es que todas estas discusiones sobre la forma reflejan diferencias de fondo más notables, como cuál va a ser la representación palestina y qué es lo que realmente se va a poner sobre el tapete de la negociación.

Actitud inalterable

En estas circunstancias, la flexibilización de Damasco sobre la forma que debería adoptar la conferencia apenas significa un avance en tanto su actitud permenezca inalterable. Ahí es donde entran en juego los buenos oficios de Egipto, uno de los principales aliados árabes de Washington, con buenas relaciones con Moscú y el único país árabe que ha firmado la paz con Israel. La administración de Mubarak ha logrado un vertiginoso acercamiento a Siria a raíz de la guerra del Golfo. Restablecidas las relaciones hace menos de un año, los dirigentes de El Cairo y de Damasco se encontraron en la misma trinchera frente a Irak.

Esta noche, los dos principales impulsores de estos esfuerzos de paz van a encontrarse cara a cara en la Embajada soviética de El Cairo. Mañana, tras una segunda reunión en la representación norteamericana, Besmértnij y Baker harán una puesta en común con Mubarak. Si hay algún resultado de sus ires y venires, será ahí donde se saque a relucir, pero también tendrán que coordinar la estrategia para superar los obstáculos. Luego, Baker partirá con destino a Jordania e Israel, y Besmértnij aprovechará la ocasión para visitar Arabia Saudí y Líbano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_