La sombra olímpica

Los partidos preparan las elecciones municipales en Cataluña con la convicción de que el mapa del poder municipal no variará de forma sustancial, aunque quedan aún algunas incógnitas suficientemente interesantes como para condicionar la lectura final de los resultados. La batalla de Barcelona es un año más el centro de atención de estos comicios. El socialista Pasqual Maragall cuenta con muchas posibilidades de mantener la alcaldía, con la duda de si logrará la mayoría absoluta -está a un concejal de ella- o precisará de nuevo del apoyo de Iniciativa per Catalunya para gobernar. El resultado de las elecciones depende, sin embargo, de unos 40.000 votos que tradicionalmente fluctúan entre el PSC y CiU, en función de las convocatorias electorales. El proyecto ciudadano de Maragall arrastra en las municipales a un sector de clase media que en las elecciones legislativas y autonómicas vota a la coalición de Jordi Pujol.En el resto de Cataluña la pugna se centrará, en las alcaldías de Lérida y Tarragona. La primera está gobernada por el PSC, tras una moción de censura contra el alcalde de CiU, y la segunda ha seguido el proceso inverso. Gerona, feudo nacionalista por excelencia en los comicios legislativos y autonómicos, parece que seguirá en manos del PSC, gracias a la popularidad de su alcalde, Joaquim Nadal.

CiU se convertirá una vez más en la formación que obtenga mayor número de alcaldías ya que ha sido capaz de presentar listas en la casi totalidad de los 900 pueblos catalanes. En esta ocasión, sin embargo, los socialistas han hecho un importante, esfuerzo para presentar candidaturas en 130 localidades rurales donde los nacionalistas no tenían competencia. Antes de las elecciones, CiU ya ha ganado unas 200 alcaldías, aunque la coalición que gobierna en la Generalitat sigue teniendo problemas para hacerse con el control de las mayores ciudades, en especial las del cinturón industrial.