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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una muestra desigual

Fue una jornada cargada de cifras. Las fiestas del Dos de Mayo incluían, en el X Festival del San Juan Evangelista, 25 músicos que actuaron durante más de 5,5 horas repartidos en media docena de grupos. Un repaso maratoniano y urgente, con seis botones de muestra que no encajaron con igual precisión en el ojal del jazz.El trío de Richard Krull empezó puntual. Tres temas bastaron para demostrar que el pianista francés, madrileño de adopción, es un sólido instrumentista que parte de Bill Evans para delimitar su propio estilo, introspectivo y poético. SM perder un instante, se pasó a The Edelman / Robb Quartet, grupo mixto compuesto por dos españoles, el batería Jimmy Castro y el contrabajista Lucho Aguilar, más dos norteamericanos, el pianista Josua Edelman y el saxofonista Kevin Robb. Juntos hicieron bonitas versiones de tres clásicos románticos.

Muestra de Jazz de la Comunidad de Madrid

Richard Krull Trío, The Edelman Robb Quartet, Round Trip, Santi Vega Group, Badia Quartet y Por Supuesto Rhithim & Blues. Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista. Madrid, 27 de abril. Entrada libre.

Round Trip engañó de entrada con el tema Música mullida, que escondía cualquier cosa menos sonidos confortables, aunque luego otro título del bajista Alejandro Vaquerizo, Un día duro, ilustró mejor la estética preferida por el grupo. Una incierta mezcla de la harmolodía eléctrica de Ornette Coleman con el eclecticismo de John Scofield. Así, Valentín Álvarez tocó el saxo alto como si quisiera reventarlo, y Titi Moreno se abrazó a la tendencia que intenta desnaturalizar su nuevo instrumento y lo hizo sonar de forma tan variada que recordó por momentos a un steel drum, un órgano y hasta un laúd tunecino.

Todo escaparate

Hasta aquí el público había cooperado con tibieza, pero cuando apareció el grupo del teclista Santi Vega aplaudió a rabiar. No se entienden muy bien los motivos, porque éste presentó la música más simple y alejada del espíritu de la Muestra de toda la sesión. Una formación todo escaparate que no tiene en su interior ningún rasgo distintivo del jazz: saben que el swing existe, pero no lo trabajan, y el blues se les ha agotado sin intención de reponerlo. A cambio, eso sí, tienen en stock toneladas de ritmos hilvanados que: despachan ayudados por unas ingenuas proyecciones de transparencias de pretendidos efectos intergalácticos.Luego, como la gente prefiere el monótono gobierno del piloto automático a las piruetas artísticas de auténticos acróbatas, el patio de butacas se quedó a la mitad para recibir a los músicos del cuarteto Badía. El Invitation con que abrieron su pase quedó restringido a los que de verdad estaban allí para escuchar jazz. Pocos pero suficientes para reconocer el digno nivel del saxofonista Alejandro Pérez con el tenor y sus considerables progresos con el soprano, y los justos para apreciar que Carlos González es uno de los pocos baterías locales con auténtica vocación melódica. El pianista José María Carles y el contrabajista Richy Ferrer también contribuyeron a mitigar la fatiga que empezaba a hacer mella.

La inclusión de Por Supuesto Rhithm & Blues no estaba del todo justificada, pero sirvió para acabar la noche a todo gas con su correosa manera de entender la música que les da nombre.

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