Los mineros de Vorkutá reanudan el trabajo tras dos meses de huelga
Los mineros del carbón de Vorkutá (URSS) reanudan hoy con sensación de impotencia y fracaso el trabajo que interrumpieron hace casi dos meses en esta región del Círculo Polar Ártico soviético, donde muchos viven aún en barracas construidas por los prisioneros del gulag estalinista y los soldados alemanes vencidos en la Segunda Guerra Mundial.
Veintisiete mil personas laboran en durísimas condiciones en las 13 minas diseminadas alrededor de Vorkutá, una desolada ciudad situada en el paralelo 67, donde el deshielo apenas está comenzando.El 7 de marzo, la mayoría de los mineros de la cuenca del río Pechora decidieron ir a la huelga por razones económicas primero y políticas después. Pedían un acuerdo general de salarlos, la eliminación del impuesto progresivo y sub das automáticas de sueldo según el coste de la vida. También pedían la disolución del Congreso de Diputados Populares de la URSS, el cese del Gobierno y del presidente soviético.
El jueves, el consejo coordinador del comité de trabajadores de Vorkutá, donde están representadas todas las minas de la zona. decidió "suspender" la huelga a partir de la medianoche de hoy.
La decisión fue tomada por 16 votos a favor y dos en contra. Víktor Kolésnikov, presidente del comité de trabajadores, firmó la resolución, en la que se hace constar "las demandas políticas permanecen en vigor".
La decisión de volver al trabajo, sin embargo. correspondía en últiman instancia a los colectivos laborales. En la mina Oktlábrskaya, porla plantilla decidió no reincorporarse hoy.
Edvard Kinsler, un representante de los huelguistas de Chellábinsk, trataba de convencerles para que aguantaran hasta pasado el primero de mayo. Para Kinsler, que venía comisionado por el Sindicato Independiente del Carbón, se trata de conservar la unidad del movimiento obrero a la hora de abandonar la huelga. De hecho. los mineros de Vorkutá han estado lejos de la unidad en el paro, ya que, según reconocen de mala gana en el comité de trabajadores, había quien seguía trabajando, y entre ellos, sobre todo, las mujeres.
Los mineros de Vorkutá son veteranos en asuntos de huelgas. La primera que hicieron, a principios de 1989, pasó prácticamente desapercibida. Luego, en el otoño de aquel año, resistieron más que nadie.
La mina Vorgashorskaya, que entonces resistió más que las otras, no ha hecho huelga ahora, ya que consiguio una independencia que no tienen las demás, dependientes de la empresa estatal Vortkutá-úgol. En el comité de trabajadores de Vorkutá se considera a los mineros de la Vorgashórskaya como "traidores" que se han vendido por unas migajas. "En el norte es muy difícil mantener la huelga durante un periodo largo", dice Kolésmkov, preocupado por la posibilidad de que las minas puedan quedar inutilizadas si no se mantienen en funcionamiento. A Kolésnikov no le Preocupan las minas en sí mismas, sino el paro que tal cosa generaria.
Los monederos, vacíos
Varias son las razones que influyen en el regreso al trabajo. Aunque los mineros se resisten a admitirlo, los monederos están vacíos, porque la solidaridad ha sido insuficiente.
Kolésnikov calcula que en total serán recibidos unos 100.000 rublos durante la huelga los millones prometidos por la Unión de Cooperativas de la URSS no han llegado aún. En su lugar llegan tarjetas postales, acusando a los huelguistas de "asesinos ue ¡a patria". En el comité de trabaja dores están agradecidos a los in dependentistas de Letonia, cuyo Frente Popular ha enviado 110 kilos de patatas y un vagón de pescado y varias decenas de pla zas para un sanatorio del Bál tico. La razón oficialmente invocada para interrumpir la huelga es el traspaso a la Jurisdicción rusa del complejo minero de Vorkiutá.
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