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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sin vuelta de hoja

Los hermanos Moreira han llegado precedidos por cierta aureola de firmes promesas del jazz portugués. No es mucho decir porque, aunque cueste admitirlo, se da por supuesto que Portugal y España se reparten las deshonrosas orejas de burro del jazz de la Europa occidental. Los últimos de la clase no por incapacidad, sino por las continuas trabas que encuentran todos aquellos que pretenden documentarse acerca de la materia que quieren estudiar.En España y Portugal, los libros que hablan de jazz son rara avis, los discos llegan con cuentagotas y los buenos profesores imparten seminarios de jazz, pero no cursos completos.

Por eso hace falta una sensibilidad especial, un talento superior y una capacidad de trabajo sobresaliente para hacer jazz de auténtica entidad, como el que hace el Moreiras Jazztet a pesar de tan tristes ataduras. Su caso es realmente asombroso.

Moreiras Jazztet

Pedro Moreira (saxo alto), Bernardo Sassetti (plano), Bernardo Moreira (contrabajo), Greg Bandy (batería). Artista invitado los días 22 y 23: Valerie Ponomarev (trompeta). Café Central. Madrid. Suplemento por actuación, 600 y 700 pesetas. Hasta el 27 de abril.

Forman la saga Moreiras Jazztet cuatro hermanos más un primo añadido, que parece contagiado de su mismo espíritu, y aunque no han venido todos al Central (faltan el trompetista Joáo y el pianista Miguel), los que lo han hecho han dejado el pabellón familiar en lo más alto.

Nuevo jazz

A Pedro Moreira se le nota mucho que ha estudiado con Bobby Watson, aquel director musical que tuvo Art Blakey en sus Jazz Messangers justo antes de verse favorecido por la explosión del nuevo jazz acústico de los años ochenta. De él ha aprendido que el saxo alto es exigente pero agradecido y que florece con esplendor cuando se siembra con buenas semillas. Posee una entonación intachable, un sonido cálido muy apropiado para el blues y un fraseo fluido y coherente. Sus referencias son tan variadas que terminan por no hacerse evidentes y se reparten equitativamente entre Parker, Hodges, Adderley y algún otro patriarca del instrumento. Lo mejor es que no se limita a copiar al dictado, sino que hace redacción libre sobre lo mucho que ha asimilado en sus cortos 21 años de vida.

Otro tanto se puede decir de Bernardo Moreira y Bernardo Sassetti, el primo. Dos músicos con verdadero sent Ido de la síncopa y valentía de sobra para hacerla emocionante. Ambos saben que para progresar hay que arriesgar, aunque aceptan el desafío desde una posición de sólido conocimiento técnico. El pianista acompaña con justeza y hace solos enjundiosos que nunca pierden de vista el swing; su concepción armónica es atrevida pero no alocada y encaja a la perfección con la atmósfera requerida por cada tema. El contrabajista, por su parte, posee una esplendida sonoridad, rotunda en los graves y melodiosa en los agudos.

Valerie Ponomarev, compañero de Watson en la citada edición de Jazz Messangers, ha sido completo imprevisto y valioso en los dos primeros días de actuaciones del grupo portugués.

No se explica cómo siendo trompetista tan soberbio siga siendo un desconocido para la mayoría; su aportación ha sido vital para realzar temas como Toot, Toot, Tootsie, Caravan o Milestones.

Finalmente, el improvisado quinteto cuenta también con el apoyo de Greg Bandy, sustituto del anunciado Marlo Barreiros, y eficiente batería que despacha compases a destajo y canta con gracia blues como Parker's mood.

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