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Estados Unidos quiere reducir el potencial militar de los países 'hostiles' del Magreb

El Gobierno norteamericano parece estar dispuesto a desarrollar una política activa de control y reducción de los ejércitos del Magreb, especialmente de aquellos países que se mostraron hostiles a la intervención aliada en la guerra del Golfo. En esta línea ha decidido disminuir su asistencia a Túnez y alertar indirectamente al Gobierno de Argelia sobre cualquier veleidad nuclear

.Los primeros síntomas de la nueva política norteamericana, tendente a reducir el potencial militar de los países "hostiles" del Magreb, se detectaron pocas semanas después de la guerra del Golfo, cuando la Casa Blanca decidió recortar en un 75% su cooperación en materia de defensa con Túriez.

Estados Unidos venía cooperando desde hace cinco años en un programa de renovación y modernización del Ejército tunecino. Esta ayuda fue pactada en septiembre de 1986 entre el entonces subsecretario de Defensa norteamericano, Richard Armitage, y el presidente Habib Burguiba, y significó un impulso y una potenciación de la colaboración que se había establecido entre ambos países en los últimos años.

Gracias a la colaboración norteamericana y francesa -suministrador habitual de la ex colonia- Túnez había podido adquirir en su día medio centenar de carros blindados M-60 y una docena de aviones F-5. Pero la capacidad de renovación armamentista quedará ahora sensiblemente frenada como consecuencia del recorte de la ayuda norteamericana, calculada para 1991 en unos 20 millones de dólares, cuando en 1990 se elevó a 80. Un 10% de "la ayuda económica de EE UU para este año a Túnez -dos millones de dólares- se destina a formación militar.

Préstamo adicional

A pesar de esta política drástica de reducción de ayuda, el Ejecutivo norteamericano va a solicitar al Congreso que dé luz verde a un préstamo adicional de 10 millones de dólares, que Túnez deberá destinar a la compra de material militar. Con esta ayuda suplementaria, Estados Unidos garantiza, que las medidas de control de armas no afectarán a su propia industria de guerra.

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Argelia es la otra víctima de la nueva política norteamericana de control militar en el Magreb. Esta vez Estados Unidos no ha pedido recortar el presupusto de ayuda al Ejército de Argelia, porque no existe tratado de cooperación y porque la ayuda tecnológica a Argel se le ha venido prestando tradicionalmente la Unión Soviética.

Pero lo que sí ha hecho Estados Unidos es hacer llegar indirectamente a Argel su "preocupación" ante cualquier veleidad nuclear. En medios diplomáticos y políticos se asegura que la información publicada por The Washington Times la pasada semana, según la cual China estaría colaborando con el Gobierno de Argel aportando la tecnología necesaria para la producción de armas atómicas, forma parte de esta campaña de disuasión.

La supuesta cooperación entre China y Argelia en principio fue desmentida por las propias autoridades argelinas, pero posteriormente ha sido matizada por su Ministerio de Exteriores, que reconoció la cooperación nuclear entre China y Argelia, aunque con fines pacíficos.

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