Buena comedia macabra
'Misery' ('Misery')
Director: Rob Reiner. Guión: Willlam Goldman, basado en la novela de Stephen King. Fotografía: Barry Sonnenfeld.Montaje: Robert Leighton. Dirección artística: Norman Garwood. Música: Mare Shalman. Productores: Andrew Scheinman y Rob Reiner, para Castle Rock Entertainment. Intérpretes: James Caan, Kathy Bates, Richard Farnsworth, Frances Sternhagen y Lauren Bacall. EE UU, 1990. Salas de estreno en Madrid: Multicines Ideal (versión original), Coliseum y Aluche 2.
Con sólo media docena de largo metrajes en su haber, Rob Reiner se ha convertido en uno de los cineastas independientes norteamericanos que más gratas sorpresas puede depararnos en el futuro. Aun cuando la calidad y el interés de sus primeras películas es bastante irregular, en todas ellas se observa claramente la voluntad de abordar los géneros y las fórmulas narrativas clásicas del cine de Hollywood desde otra perspectiva, si no original, al me nos poco trillada, personal y estimulante. El éxito comercial de títulos como Cuenta conmigo o La princesa prometida han permitido a Reiner crear su propia productora, Castle Rock Entertainment, y alcanzar un mayor grado de libertad creativa, al margen de los grandes estudios, que ya ha dado sus frutos en las muy atractivas y recientes Cuando Harry encontró a Sally y Misery.
Esta última, basada en una novela de terror de Stephen King -de quien Reiner ya había adaptado uno de sus relatos breves en Cuenta conmigo- y en un excelente guión de William Goldman -el autor de La princesa prometida-, trata, precisamente, sobre esa necesidad de apostar por la creación personal, y liberarse de la tiranía del público, los imperativos comerciales y las etiquetas.
Destino
Paul Sheldon, el protagonista (estupendamente interpretado por James Caan), es un escritor que, después de haber alcanzado un enorme éxito con una serie de novelas en torno a un mismo personaje -una aventurera llamada Misery-, ha decidido poner fin a la saga y escribir otra clase de historias menos convencionales. Una jugarreta del destino hace que Annie (la magnífica Kathy Bates, el oscar sorpresa de este año), "su admiradora número uno", le salve de morir en un accidente de automóvil que tiene lugar en los primeros minutos del filme. A partir de ese momento, Sheldon, inmovilizado por sus lesiones en la casa de su salvadora, se verá obligado a obedecer los caprichos de quien le considera el mejor novelista del mundo, siempre y cuando, eso sí, escriba lo que ella quiere, es decir, "más de lo mismo".
Este punto de partida remite tanto al encasillamiento de Stephen King en el género terrorífico, como al comportamiento de los grandes estudios de cine de Hollywood y del espectador medio norteamericano, que exprimen y consumen, una y otra vez, a través de secuelas y remakes, la misma "fórmula de éxito". Al igual que ellos, Kathy -una teleadicta para quien no existe mejor música que la de Liberace- se permite el lujo de censurar los escritos de su autor favorito y condenarlos a la hoguera por el simple uso de un vocabulario soez.
Lo mejor de la película es el increíble partido que el director sabe sacar, desde un punto de vista cinematográfico, a esta historia claustrofóbica y feroz, a veces de una crueldad sublime, sin caer en ningún momento en la tentación de engañar al público o de jugar con ventaja (en este sentido, son especialmente significativas las diferencias del filme con respecto a la novela). Reiner lo consigue a través de una planificación rica y precisa, de inspiracíón claramente hitchcockiana, una dirección de actores irreprochable y un desarrollo narrativo que combina con innegable habilidad humor negro, suspense y terror. Más de una vez, el espectador se sorprende a sí mismo estremeciéndose y riendo al mismo tiempo. Y, por si todo lo anterior fuera poco, se sale del cine con una extraña sensación de optimismo.
Babelia
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