Irán se abre a Occidente
La república islámica intenta salir de su aislamiento y reafirma su neutralidad
ENVIADA ESPECIALIrán se despoja lentamente de su más duro fanatismo y avanza hacia Occidente, convencido de que es la única forma de mejorar el nivel de vida de su población. "Ha costado muchos años, pero el Gobierno y nosotros hemos comprendido que en el siglo XX no se puede vivir aislado. Está bien que prescindamos de EE UU pero no podemos prescindir de Europa y del resto del mundo", señala Mohsen Rastani, profesor de Bellas Artes de la Universidad de Teherán, mientras nos arrastra la marea humana que acudió ayer a escuchar el discurso del presidente, Alí Akbar Hachemi Rafsanyani.
Decenas de calles fueron ocupadas, unas por hombres y otras por mujeres con niños, que se sentaron sobre alfombrillas o periódicos que más tarde utilizarían para la plegaria común. Según Radio Teherán, cuatro millones de personas acudieron a la llamada del presidente.
La capital iraní tiene un aspecto pobre y destartalado. Nadie diría que éste es el segundo país del mundo en exportación de petróleo. Rafsanyani responsabiliza a la guerra contra Irak (1980-1988) de la pésima situación económica que atraviesa Irán y asegura que la campaña bélica costó más de 100 billones de pesetas.
"En dos años ha habido un gran cambio. Rafsanyani ha controlado el poder de los pasdarán [guardianes de la revolución] y les ha ordenado que dejen de molestar a la población. Ahora hay menos fanatismo pero la inflación no nos deja vivir", señala Nader, un profesor de Geografía de escuela secundaria. Nader, como la gran mayoría de los habitantes de Teherán, tiene varios empleos. A su tarea fija de profesor añade la de guía, traductor o conductor de su propio coche para cualquier servicio.
El salario medio de un iraní es de unos 60.000 riales, algo más de 4.000 pesetas al cambio oficial, porque desde hace dos meses ha dejado de existir el negro. Hasta hace dos meses, un dólar equivalía oficialmente a 70 riales y a 1.400 en el mercado negro. Ahora los bancos dan por cada dólar 1.350 riales.
Los alimentos básicos están racionados pero los cupones no son suficientes y aquí sí hay que recurrir al mercado negro para abastecerse. Una persona recibe al mes un kilo de arroz, 750 gramos de carne y medio litro de aceite para guisar, al precio de 100, 300 y 70 riales, respectivamente. Un kilo extra de arroz cuesta 1.200, uno de carne, 3.000 y un litro de aceite, 1.000. También están racionados los huevos, el azúcar, la leche, la mantequilla y otros muchos productos.
Cambio de actitud
El cambio más visible es la actitud hacia los extranjeros. Dina, una estudiante de matemáticas de Shiraz (al sur del país) de 21 años, se acerca. "Queremos que vengan más extranjeros", dice en un medio inglés, y me pregunta si no me da calor el amplio chaquetón y la gran pañoleta con que me cubro, según las ordenanzas del país. Las cuatro, cómo las cientos de miles de mujeres que han acudido a la universidad, llevan chadores negros, aunque algunas se han puesto túnicas con florecitas de discretos colores.
Por los tres grandes hoteles de Teherán entran y salen hombres de negocios europeos. "Los iraníes están desesperados porque montemos empresas y les vendamos maquinaria o cualquier otro producto, pero la burocracia sigue siendo muy pesada y hay que ir con mucha cautela para tratar de evitar los riegos", afirma un empresario francés.
Desde la crisis del Golfo, Irán ha fortalecidc su imagen exterior. Ha reestablecido relaciones con seis países -entre ellos el Reino Unido y Arabia Saudí- y ha mantenido a toda costa su neutralidad. Fuentes diplomáticas dicen que R-afsanyani labra el camino para restablecer lazos con Washingtori.
Uno de los motivos de este acercamiento es recuperar el billón de pesetas en acciones del Gobierno iraní congelado en 1979, cuando miles de iraníes tuvieron como rchenes a 52 norteamericanos durante más de 400 días. "Rafsanyani es un equilibrista que está logrando una apertura del régimen sin ganarse la antipatía de los poderosos mulás y ayatolas ", indica un diplomático europeo.
Rafsanyani asegura que hay en su país un millón de refugiados iraquíes
El presidente iraní, Alí Abkar Hachemi Rafsanyani, aseguró ayer que un millón de irquíes han atravesado ya la frontera iraní y se encuentran en situación desesperada de la que EE UU es "responsable". Millones de iraníes escucharon las palabras de su presidente. Se celebraba ayer el último viernes del Ramadán (el mes del ayuno islamico) y el desaparecido imam Jomeini quiso que se dedicara esta festividad de Qods (nombre en árabe de Jerusalén) a la ciudad santa y a la causa palestina. Sin embargo, la tragedia kurda hizo cambiar los planes."Lo que está ocurriendo no tiene precedentes, ¿cómo no se le rompe el corazón a Occidente?, preguntó Rafsanyani después de criticar la escasa ayuda internacional recibida.En cada esquina de las muchas calles que ocuparon quienes acudieron a escuchar al presidente, había un puesto de recogida de ayuda para los refugiados. Suleimán Nayib se aecrca a uno de ellos y dona 1.500 riales (125 pesetas), una suma considerable si se tiene en cuenta que el salario medio de un iraní es de unas 4.000 pesetas. "Para nosotros dar es algo habitual. Estamos acostumbrados a las desgracias y sabemos cuán importante es la solidaridad", indica este ingeniero de comunicaciones. "La respuesta del pueblo iraquí ha sido verdaderamente ejemplar", dice el doctor Roger Vivarle, miembro de la organización Médicos sin Fronteras. Según este grupo no gubernamental que- ya ha logrado instalar un hospital de campaña en la zona Fronteriza, "continúa el flujo de iraquíes hacia Irán".
Aviones de ayuda
Médicos sin Fronteras ha descargado dos aviones de ayuda para los refugiados iraquíes y trata de establecer un puente aéreo que cada dos días traiga a estos desamparados lo mínimo para cubrir sus necesidades. Rafsanyani dijo que hasta ahora tan solo 10 aviones de ayuda internacional han aterrizado en Irán.
Los iraníes dejan en los puestos de apoyo a los iraquíes, además de dinero, leche y alimentos infantiles, aceite, ropas, mantas e incluso zapatos y estufas. El frío es uno de los peores enemigos de estas gentes que vienen caminando, muchos sin calzado, por entre las nieves de las montañas.
Según el doctor Vivarie, el hambre y el cansancio son los otros dos enemigos. "Muchos logran la hazaña de llegar hasta Irán para morir exhaustos horas después".
El médico francés indica que la frontera ha permanecido abierta desde el inicio del éxodo. Incluso los dirigentes de Teherán autorizaron, en los días en que triunfaba la revuelta kurda y shií contra Sadam Husein, el paso de equipos de Médicos sin Fronteras para atender a los necesitados de la zona.
"El único propósito del Gobierno iraquí y de su estructura política y militar es proteger a un hombre sin preocuparse del pueblo", gritó el presidente Rafsanyani en su discurso.
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