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Pacifismo y socialismo

Lo ocurrido en 1989 ha constituido un acontecimiento único en la historia de la izquierda europea: la autodisolución del comunismo. Desde ese momento, el nombre mismo de izquierda se ha hecho incierto. La izquierda comprende a socialistas, comunistas y ecologistas, pero en realidad estas fuerzas ya no tienen una referencia común, aunque en parte tengan un electorado común. Para los partidos socialistas en particular, el vínculo con el comunismo o con el poscomunismo es destructivo porque reduce su credibilidad institucional, es decir, la confianza en ellos en cuanto a dirigir una sociedad, para lo cual el comunismo ya no es una perspectiva ni una memoria. Y sólo una ruptura con el concepto de izquierda, como vínculo de aspectos comunes al socialismo y al comunismo, puede permitir que los partidos socialdemócratas europeos tengan un futuro ante los partidos nacionalistas, conservadores, liberales o democristianos de Europa central y oriental.Los acontecimientos del Golfo son también significativos porque han mostrado que el principio de legalidad internacional debe valer más que el contenido social y político de los Estados protegidos por aquél. El régimen kuwaití no tenía nada aceptable para los socialistas, aunque era el Estado social más permisivo del mundo: consentía que los kuwaitíes de origen no trabajasen y descargaba el trabajo, sin derechos civiles ni políticos, pero con derechos sociales, en los inmigrantes asiáticos y palestinos.

Tampoco la dictadura religiosa y civil de la secta wahhabí en Arabia Saudí presenta ningún elemento atractivo. Con todo, los partidos socialistas en el Gobierno y en la oposición han apoyado, con variado entusiasmo, la iniciativa de las Naciones Unidas. A fin de cuentas, el principio de legalidad internacional es un principio caro a los socialistas. Fueron un ministro de Asuntos Exteriores socialista, el francés Briand, y un secretario de Estado estadounidense, Kellogg, quienes obtuvieron, en los lejanos años veinte, la firma de todas las naciones para la proscripción de la guerra como medio para resolver los conflictos internacionales. La iniciativa carecía de sanción, es decir, era, como dicen los juristas, una norma menos que perfecta. Pero el hecho de que un socialista y un estadounidense se encuentren en el comienzo del primer intento radical de fundación de una sociedad internacional hace que los socialistas no puedan sino ver con buenos ojos una iniciativa estadounidense que, en el tiempo del poscomunismo, ha permitido que el derecho internacional se vea sancionado al fin. Para los comunistas, la cosa es bastante diferente: no es casualidad que, por razones distintas, los partidos que en la Europa occidental siguen conservando la identidad comunista no hayan aceptado la legalidad internacional como referencia de principio. Sobre este punto es interesante su referencia al nuevo pacifismo, que se ha presentado como un principio absoluto. Planteado de forma absoluta, el principio de la no violencia se hace total, porque se opone a la sociedad en su forma actual. La paz es un lugar absoluto en el que a los pobres se los reconoce como los verdaderos pacíficos. 0 dicho de una manera diferente y opuesta, se los ve como revolucionarios. Así pues, la herencia histórica de formaciones extraparlamentarias que en su momento habían predicado la violencia ha acabado encontrándose del mismo lado que los pacifistas. Esto, en realidad, ya había sucedido con el movimiento de los verdes tanto en Italia como en Alemania. El posterrorismo había tenido un destino ecológico. El pacifismo muestra que puede tener también un destino religioso. En Italia, los verdes provienen, por lo que respecta a uno de sus componentes fundamentales, de corrientes extraparlamentarias, en particular de un movimiento, Lotta Continua (Lucha Continua), que proporcionó numerosos militantes al terrorismo. Ahora., estos mismos verdes, con una parte del partido poscomunista. el Partito Democratico della Sinistra (PDS, Partido Democrtico de la Izquíerda), se encuentran con los católicos de Comunione e Liberazione (Comunión y Liberación). Unos y otros rechazan la sociedad actual por su violencia, es decir, haceri de su pacifismo una postura ideológica. Los católicos de Comunione e Liberazione toman, como punto de referencia al papa Wojtyla y su crítica de la sociedad occidental como mortífera, consumista y violenta, en particular contra los no nacidos. Sería interesante constatar la conexión existente entre el pacifismo radical de los católicos fundamentalistas y la visión de la Iglesia como modelo alternativo a la sociedad occidental propuesta por el papa Wojtyla. El wojtylismo actúa como amalgamante ideológico, y por ello proporciona un modelo de rechazo de principi de la sociedad existente. El pacifismo es el amalgamante de un nuevo agrupa miento ideológico, que no es Ce izquierda en el sentido tradicional de la palabra. En Francia y en Italia ha involucrado a las derechas neofascistas. El partido neocomunista italiano se ha visto influido en gran medida por ese pacifismo, hasta el punto de alinearse en contra de la ONU. Esta iniciativa es la consecuencia del pacifismo en el partido neocomunista. El viejo Partido Comunista Italiano de Palmiro Togllatti no habría votado nunca contra las Naciones Unidas, adoptando una postura en la que estaban de acuerdo soviéticos y estadounidenses.

El pacifismo muestra también la dificultad de dar algún sentido al concepto de izquierda como posible objeto unitario de propuesta política. El componente socialista de la izquierda ha aceptado la democracia, la economía de mercado y la legalidad internacional vigente como valores: pero las culturas políticas surgidas de las diferentes formas del comunismo en Occidente no han podido hacerlo en ningún caso.

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El pacifismo indica la formación de una oposición ideológica que no reconoce a Occidente como valor, y basa su identidad política en una diferenciación respecto a aquél. Bajo esta forma, el pacifismo, gracias también a su posible rostro religioso, desempeña un papel decisivo en el seno de la tradición comunista y neocomunista, a la que ofrece una alternativa. En él convergen el tercermundismo como factor de agregación, que tiene también valencias eclesiásticas y religiosas y capacidad de incidir sobre las fuerzas ligadas a la tradición comunista. Así pues, el término izquierda no parece que pueda dotarse de una valencia políticamente unitaria. Ni 1989 ni 1991 han facilitado esta tarea.

es diputado en el Parlamento Europeo por el Partido Socialista Italiano.Traducción: C. A. Caranci.

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