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Gobierno y guerrilla buscan la paz definitiva en El Salvador

Antonio Caño

El conflicto más largo y sangriento de Centroamérica entró ayer en lo que, al menos sobre el papel, se presenta como la recta final hacia la paz: una ronda de negociaciones entre el Gobierno y la guerrilla salvadoreños comenzó ayer en la Ciudad de México con el objetivo de firmar un alto el fuego definitivo antes del 1 de mayo a cambio de importantes reformas políticas y militares.

El orden del día de las conversaciones. para las que no se ha puesto una fecha límite, incluye los temas de los cambios a introducir en las actuales Fuerzas Armadas salvadoreñas, las reformas constitucionales y los aspectos tecnicos para la aplicación del cese del fuego.Una prueba del optimismo reinante es la presencia desde hace varios días en México, según han confirmado varias fuentes diplomáticas, del subsecretario de las Naciones Unidas para Asuntos Especiales, el británico Marrick Goulcling, máximo responsable de la coordinación de las fuerzas de paz de la ONU.

Goulding se ha entrevistado con representantes del Gobierno y, de la guerrilla para estudiar la forma en la que los cascos azules podrían garantizar el cumplimiento del alto del fuego. La fórmula que se avanza es, aplicando el modelo nicaragüense, la de concentrar a las fuerzas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en zonas desmilitarizadas dentro de territorio salvadoreño.

El Ejército español, que dirigió y cargó con el peso principal en el desarme de la contra nicaragüense, podría también tener una misión similar en El Salvador. El ministro de Asuntos Exteriores español, Francisco Fernández Ordóñez, ha anunciado que España está dispuesta a colaborar en ese sentido si se lo pide la ONU. La aplicación del cese del fuego definitivo será negociada directamente en México por el líder del FMLN, el comandante Joaquín Villalobos, y uno de los más destacados miembros del Estado Mayor del Ejército salvadoreño, el coronel Mauricio Vargas. Si todo marcha de acuerdo a lo esperado, ambos militares podrían firmar el final de la guerra para el 30 de mayo próximo.

Las conversaciones que se iniciaron ayer están presionadas por la necesidad de tomar acuerdos antes del 1 de mayo, y a que las reformas constitucionales que se pacten tendrán que ser aprobadas por la actual cámara legislativa, cuyo periodo termina este mes. La Asamblea que se establezca a partir del mes próximo no estará capacitada, de acuerdo a las leyes salvadoreñas, para introducir modificaciones en la Carta Magna. Estas tendrían que esperar, en ese caso, hasta 1994.

Por lo tanto, el éxito en esta ronda de negociaciones es crucial tanto para la guerrilla como para el Gobierno. Para el Gobierno porque no puede conseguir legitímidad democrática ni estabilidad económica mientras continúe la guerra. Para el FMLN porque, convencido de que la etapa de la lucha en las montañas ha concluido, no quiere entregar las armas sin una compensación de cambios políticos. El órgano de prensa del FMLN, Venceremos, afirmaba en este último número que "el gran desafío que tiene la guerrilla es el de transformar su enorme acumulación militar en factores políticos sin poner en peligro lo acumulado en diez años de guerra",

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