La resaca del Oscar
Para los ganadores, la estatuilla es dinero; para los perdedores, el camino hacia el videoclub
Zsa Zsa Gabor come una tortilla de tres huevos rellena de bacon y queso suizo, La cárcel está olvidada. Todos la miran; ella lo sabe, pero continúa su desayuno sin inmutarse. En ese momento, el actor Robert de Niro -Despertares- abandona el Beverly Hills Hotel sin hablar con nadie, mientras el director suizo Xavier Keller, ganador en la categoría a la mejor película de habla no Inglesa -Journey of hope-, posa con el Oscar en el vestíbulo. Es el día después. Ganar la estatuilla signífica muchas otras cosas, además de pasar a la historia del cine.
Ganar un oscar significa mucho. Significa, por ejemplo, dinero. Kevin Costner y, su Bailando con lobos -siete oscars; entre ellos, mejor película, dirección y guión adaptado- vivirán a partir de ahora unas semanas maravillosas. El triunfo del filme, el primer western premiado como mejor película desde Cimarrón (1931), permitirá que la cinta continúe en cartelera unas semanas más. Eso significa que los 136 millones de dólares (13.600 millones de pesetas) recaudados hasta el momento se verán incrementados considerablemente, tanto dentro como fuera de EE UU.El pasado año, Driving miss Daisy había alcanzado 106 millones de dólares antes del oscar; después de su triunfo consiguió otros 36 millones más en pocas semanas. Nacido el 4 de julio, de Oliver Stone, la competidora de Driving miss Daisy, desapareció de las carteleras de inmediato y consiguió una buena posición en las estanterías de los clubes de vídeo. Lo mismo le pasará este año a Uno de los nuestros, de Martin Scorsese, y, a El Padrino III, de Francis Ford Coppola, que no consiguió ni un solo premio, a pesar de estar designado candidato en siete categorías.
Richard Zanuck, el productor de Driving miss Daisy, Tiburón y Cocoon, explica: "Si en la industria del cine cualquier premio o cualquier crítica positiva ayuda, el Oscar te dispara". Zanuck, que el lunes recibió el premio especial Irving Thalberg, está trabajando en estos momentos en un nuevo proyecto, Rush, una película que se está rodando en Houston, basada en un éxito de venta de Kim Wozencraft.
Cotizaciones
Algunos de los grandes beneficiados por el Oscar de este año van a ser la actriz cómica de color Whoopi Goledberg y actor Joe Pesci, ganadores de las categorías para actores secundarios por sus papeles en Ghost y Uno de los nuestros. Su cotización aumentará de inmediato. Jodie Foster, que sóle ganó 200.000 dólares por The acused, la historia de una mujer víctima de una violación múltiple, que le valió el Oscar, cuadruplicó sus honorarios en su siguiente película, The silence of the lambs, un gran filme que está entusiasmando a las audiencias en Estados Unidos, a pesar de su extremada violencia. Foster, convertida ahora en directora actriz, está rodando Little man tate, un filme que se estrenará a final de año en EE UU. El Oscar, sin duda, cambió su vida, o al menos dio un giro de 360 grados a su carrera.Un caso más de lo que vale el Oscar. Sean Connery consiguió por su única estatuilla por su papel secundario en Los intocables, del director Brian de Palma. Al año siguiente fue el protagonista de La caza del octubre rojo y La casa Rusia.
Por el contrarío, Gérard Depardieu y su Cyrano de Bergerac, filme aclamado en Europa, tienen los días contados en Estados Unidos. Su derrota en Hollywood también enviará el filme a los clubes de vídeo, donde no le esperan unos buenos tiempos, ésa es la verdad. Depardieu no sufrirá en sus carnes esta derrota. Él es una excepción, porque desea, pero no necesita el Oscar. Su mercado es el europeo, y el cine en Europa tiene un tratamiento distinto que en EE UU. En Europa, el cine es también una manifestación artística; en EE UU es un espectáculo de masas y, como tal, es pura y simplemente, un negocio y una cuestión de mercadotecnia.
Babelia
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