_
_
_
_

Los estudiantes toman el centro de Belgrado

Belgrado hierve. Retiradas las Fuerzas Armadas y las unidades especiales de policía del centro de la capital el domingo por la tarde, tras la sangrienta represión de las mayores manifestaciones antigubernamentales, celebradas el sábado pasado, los estudiantes comenzaron el domingo por la noche una nueva protesta que ayer se extendió a toda la ciudad. El Partido Socialista Serbio, de Slobodan Milosevic, convocó ayer por la mañana su manifestación en apoyo del Gobierno. Acudieron unas 40.000 personas, sobre todo ancianos y obreros traídos de la fábrica.

Dusan Matkovic, el ministro de la Industria serbio y vicepresidente del Partido Socialista Serbio de Belgrado dio un ultimátum a los estudiantes reunidos al otro lado del río, para que se dispersaran. En caso contrario, los comunistas los dispersarían.Numerosos insultos y palabras de odio se oyeron en el mitin de los comunistas, en contra de los líderes de la oposición. El dirigente del Partido Democrático, Dragoljub Micunovic, fue llamado traidor, mientras que Vuk Draskovic, el encarcelado líder del Movimiento del Renacimiento Serbio, fue calificado de fascista y asesino.

La televisión de Belgrado, contra la cual fue convocada la manifestación del sábado y que representa el símbolo del poder autoritario de Slobodan Milosevic, transmitió en directo la manifestación de los comunistas, alegando que había reunido a 300.000 personas.

La protesta de los estudiantes comenzó en la tarde del domingo en la Ciudad Universitaria, ubicada en Belgrado nuevo, separado por el río Sava del centro de la ciudad. Los estudiantes apoyaron las mismas demandas que los partidos de la posición el sábado pasado: la dimisión del director de la televisión y de otros cuatro redactores de los programas informativos y el cese de control comunista sobre la televisión.

Además, exigieron la dimisión del ministro del Interior de Serbia, Radmilo Bogdanovic responsable de la represión brutal de los manifestantes; el cese de la censura policial de las radios independientes, acalladas por la policía; la suspensión de las medidas de represión y del estado de emergencia anticonstitucional.

Los estudiantes marcharon hacia el centro de Belgrado. La policía intentó dispersarlos, cuando llegaron al río Sava. Pero miles de jóvenes les esperaban, en la plaza de Terazije, sobre la otra orilla, advertidos de lo que ocurría por emisoras que violaron la censura. La policía no logró dispersarlos, aunque lanzó grandes cantidades de gases lacrimógenos. Los dos contingentes de jóvenes se juntaron y permanecieron toda la noche en el centro de la capital, gritando: "Queremos la verdad; Slobo-Sadam".

Ayer al mediodía, Milosevic recibió a una delegación de los estudiantes y prometió que todas sus demandas serían discutidas en una sesión parlamentaria extraordinaria convocada para las seis de la tarde. La oposición cuenta con 53 de los 250 escaños parlamentarios.

Los estudiantes, apoyados por los escritores, artistas, periodistas libres y otros intelectuales, decidieron esperar en la plaza la decisión del Parlamento. Slobodan Milosevic les envió al patriarca serbio PavIe para ver si lograba que se dispersaran. Pero losjóvenes, que dieron una recepción eufórica al anciano patriarca, terminaron rechazándolo y le gritaron que se fuera a hablar a la manifestación de los comunistas.

Entretanto, los acontecimientos de Belgrado adquirieron una dirriensión nacional. La agencia oficial Tanjug transmitió ayer el discurso pronuniciado la víspera en la Presidencia federal por el primer ministro, Ante Markovic, en el que éste se distanció de la actuación del Gobierno.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_