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De la soberbia a la huida

Seis libros y una película sobre la persecución de un escritor

El contraste con la soberbia previa a la huida a la clandestinidad no podía ser mayor. "Si llego a saber que el libro les va a ofender tanto, lo hago más ofensivo", había declarado Salman Rushdie en un programa de televisión al discutir la furibunda reacción contra Versículos satánicos habida en el mundo musulmán, de la India a Suráfrica y de Pakistán al Reino Unido. Los musulmanes dicen estar acostumbrados a los ataques más abrasivos, pero lo que les resultó insoportable en esta ocasión es que se trataba de una cuña de la propia madera.

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Dos años y tres días

La obra literaria de Salman Rushdie demuestra que el autor está profundamente versado en los arcanos del islam, y ello ofendió a los creyentes tanto como disgustó a otros escritores occidentales, que consideraron gratuitos los extremos a que llegó Rusdhie. Roald Dahl le condenó por ello,A Guillermo Cabrera Infante, habitante del mundo literario londinense, le extraña que Rushdie no fuera capaz de percibir los tremendos efectos y consecuencias de su novela en una cultura nada predispuesta a la sutileza, y desde el principio de la crisis consideró que Versículos satánicos trascendía la esfera literaria para convertirse en un problema teológico cuya solución pasaba por reeditar la humillación de Canossa que sufriera el rebelde Enrique IV de Alemania a manos del papa Gregorio VII, entrega a cambio de la cual ganó su absolución. Cabrera Infante cree que Rushdle ya ha ido a Canossa, pero no se atreve a vaticinar cuál pueda ser el resultado de su viaje.

Protección policial

El escritor Salman Rushdle sigue bajo protección policial intentando desarrollar una vida llevadera, una vez superada la larga e infernal fase de acomodo a la situación de encierro. Su mujer, la novelista norteamericana Marlanne Wiggins, le acompañó durante unos meses, pero el matrimonio, que ya estaba contra las cuerdas, no resístió el nuevo embate. Rushdle mantiene ahora relaciones conuna nueva mujer, lo que demuestra que su vida cuenta con rescoldos de cotidianidad que él pretende ampliar.En diciembre apareció inesperadamente en una librería de Hampstead, el barrio de la intelligentsia londinense por antonomasia, para firmar ejemplares de Haroun y el mar de las historias (recién publicado en España por la editorial Seix Barral), el libro que escribió en su escondite y dedicó a su hijo Zafar, una peripecia concebida como cuento infantil que al lector le resulta imposible no comparar con la del propio autor. Rushdle estaba tranqailo, si acaso algo excitado por la novedad del encuentro con seres de la calle, fumando y bebiendo champaña mientras respondía a las preguntas de los pouos curiosos que pueden encontrarse un lunes por la mañana en una librería.

Pasado un buen rato. la atmósfera se tornó tensa. Tres escoltas mantuvieron abierta la puerta mientras otros le envolvían y, a paso rápido, se precipitaban a un coche de muchos caballos aparcado con el motor en marcha frente al establecimiento. El escritor ocupó la parte central del asiento trasero, flanqueado por dos agentes, y el turismo partió escopetado precedido y seguido por otros dos vehículos policiales tambien camuflados.

Fue una corta cata de nor malidad, una conquista que ha bía anunciado que pensaba realizar en el curso de una compa recencia televisiva el mes ante rior, cuando manifestó que quería retornar poco a poco a la vida y cumplir con su papelde intelectual a la vieja usanza, que opina sobre lo divino y lo humano, una figura que se ha perdido en el Reino Unido.

Apariciones aisladas

Tras el anuncio del día de Navidad y alguna que otra aparición pública -más la periódica presencia de alguna crítica literaria y la próxima publicación de una compilación de ensayos y críticas-, Salman Rushdle ha vuelto a la discreción de las salidas sin luz ni taquígrafos, alguna de las cuales ha podido resultar explosiva.Como aquella en que el coche policial hubo de detenerse ante un semáforo en rojo y el paso de peatones pareció verse invadido por musulmanes. Uno de los agentes reaccionó al segundo, y Rushdle pudo esconder su cabeza tras un periódico y salvar el trance. El caso Rushdíe ha suscitado media docena de libros y una estridente película producida en Pakistán, donde el perverso escritor encuentra el fin que los más arriscados fanáticos le desean, al caer derribado por un rayo celestial. Su suerte en el mundo real sigue siendo un enigma, y del silencio inteligente espera pacientemente Ruislidie emerger con una nueva vida.

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