_
_
_
_

Dos años y tres días

Salman Rushdie confía en el final de la guerra para librarse de su condena

El vacío informativo de la Navidad amplificó hace un par de meses el eco del sorprendente bombazo de la conversión de Salman Rushdie a la fe islámica, a punto de cumplirse los dos años de la condena a muerte que le impusiera el ayatolá Jomeini bajo la acusación de blasfemo por el contenido de Versículos satánicos. El pasado jueves, Rushdie cumplió los dos años de ese ostracismo en medio del no menos sorprendente silencio de la prensa británica, en la que sólo un par de cartas en un periódico recordaron la efeméride. Un periodista relacionado con el escritor habló de "un silencio inteligente".

Más información
De la soberbia a la huida
Cercanos y distantes

"No hay nada nuevo en el caso; no sería muy constructivo reabrir el debate; no hay espacio en un periódico ya lleno de otras noticias, y la gente ya está aburrida" es como resumía el responsable de las páginas literarias de uno de los grandes rotativos londinenses la decisión de su periódico de no recordar el pasado jueves a sus lectores que hacía dos anos que Salman Rushdie vive condenado a muerte. Del silencio de los demás periódicos cabía deducir que las consideraciones fueron idénticas.Un allegado a Rushdie en una redacción vecina dijo que el propio novelista prefería que no se aireara de nuevo su caso, a la expectativa como está de una respuesta favorable de la comunidad musulmana británica a su entrada en el redil. El conflicto del Golfo ha desviado la atención de su apuro, y Rushdie está aguardando a que concluya la guerra, en la confianza de que entonces le será más factible encontrar una salida. La estrategia es no revolver las aguas y mantener un silencio que el citado periodista califica de inteligente.

El Comité Internacional para la Defensa de Salman Rushdie, sin embargo, cree que el silencio es una muestra más de algo que viene observando desde hace un año: cómo la creciente aceptación por parte del público de la situación en que vive Rushdie está tornándose ahora en hastío contra el novelista.

"Parece que se atribuye la culpabilidad a Rushdle en vez de a quienes emitieron la condena a muerte", escribía Frances da Souza, presidenta del comité, en una de las mencionadas cartas. "El triste resultado de este caso es que cualquier grupo de presión que esté dispuesto a usar la amenaza de la violencia puede decidir qué se puede ver y oír y qué no".

La imagen de Rushdle como paladín de la libertad de expresión recibió un duro golpe cuando el día de Navidad anunció que abrazaba la fe islámica. La entrega del alma a la fe de sus perseguidores dejó sin palabras a sus amigos y defensores, intelectuales laicos de ideología progresista que se remontaron a 1633 para encontrar en la humillación inquisitorial de Galileo un equivalente al fenómeno de que eran testigos. Lo más grave, sin embargo, era la renuncia que el escritor hacía a su derecho a publicar la edición en rústica de Versículos satánicos.

Libertad en rústica

En el Reino Unido, los libros aparecen primero en edición de portada dura -que es cara, 12,95 libras (2.343 pesetas) en el caso de esta novela- y, al cabo de un año, en rústica por aproximadamente la tercera parte del precio original. El propio Rushdie había dicho que la no publicación de su novela en rústica equivalía a prohibir el libro.Rushdie, nacido en una familia musulmana no practicante de Bombay, no califica de conversión su reconocimiento de la fe islámica, porque dice no haber tenido nunca otra religión, y prefiere que se hable del cambio en sus creencias filosóficas.Este frío enfoque filosófico dio motivos a sus fieles para decir que estaba claro que eso no quería decir que fuera musulmán, y a los creyentes islámicos, para desconf-lar de la intención de sus palabras: "Doy testimonio de que no hay otro dios sino Alá, y doy testimonio de que Mahoma es su profeta", que deberían haberle abierto los corazones de los creyentes y ellos vieron como un acto de cinismo interesado. El hecho de que no renunciara a la publicación de Versículos satánicos en cubierta dura desmostraba que su abrazo de la fe islámica era falso, concluyeron. "Este libro ha sido objeto de mucho comentario y hablar sin saber", replicó Rushdie el mes pasado en un programa de radio para musulmanes. "Es muy importante que el libro siga circulando para que sirva de base a análisis y discusiones serias". Una mujer replicó: "Sí esperas que los musulmanes nos creamos que te has convertido al islam, lo que tienes que hacer es destruir el libro y no seguir defendiéndolo como un texto que ha sido malinterpretado.

El momento más patético de aquel programa se produjo cuando Rushdie apeló a las enseñanzas del Corán contra la condena a muerte ratificada por Teherán. Según dijo, "el que un musulmán mate a otro musulmán no es un acto religioso, es un asesinato".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_