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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Código de conducta para prisioneros

"No haré declaraciones contra mi país o sus aliados", deber del soldado norteamericano

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIAL Poco después de comenzar la guerra del Golfo, el teniente coronel de la fuerza aérea de Kuwait, Mohamed Mubarak, maldijo a su emir en la televisión iraquí con similar convencimiento al demostrado por aquel detenido español que "debidamente interrogado" se confesó autor de la muerte del torero Manolete. La. moraleja adquirió connotaciones más trágicas en Corea, Vietnam y ahora en el golfo Pérsico, donde los marines son instruidos sobre cómo aplicar el código de conducta militar si son hechos prisioneros.

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Capturados al ser derribado sus aviones de combate sobre Irak o Kuwait o cuando equivocaron el rumbo mientras cumplían misiones de reconocimiento o de suministro en la engañosa frontera de Arabia Saudí con el emirato, aproximadamente 20 soldados del Ejército multinacional, la mayoría estadounidenses y una mujer entre ellos, esperan en Bagdad o Basora que acabe la contienda y confían en el cumplimiento de la Convención de Ginebra sobre el tratamiento que merecen los prisioneros de guerra. Todos ellos, más que confiar, rezan para que los Tomahawk de una tonelada disparados por el acorazado Mis souri y la fragata Wisconsin pasen de largo. En los campos saudíes de prisioneros, más de 1.000 iraquíes aguardan también el cese de hostilidades.El código de conducta, firmado el 17 de agosto de 1955 por el presidente norteamericano Dwight Eisenhower, estableció que todos los miembro de las fuerzas armadas debían recibir entrenamiento para evitar su colaboración con la fuerzas enemigas en caso de caer prisioneros. Su vulneración puede ser castigada por un tribunal de justicia militar. L Academia John F. Kennedy fue el centro encargado de interpretar ese código, que en s primer artículo aconseja a los militares capturados declarar "Soy un ciudadano de Estados Unidos luchando con tropas que protegen mi país y nuestra forma de vida. Estoy prepara do para dar la vida en su defensa".

La doctrina redactada por la Administración Eisenhower fue modificada en sus normas más inflexibles y la recomendación de que los marines desta cados en Arabia Saudí deben seguir es aguantar lo más posible o facilitar información de carácter secundario, pero negar siempre datos sustanciales "No efectuaré declaraciones de deslealtad hacia mi país o sus aliados, orales o escritas, ni perjudicaré su causa", dice el artículo 5. La triste aparición ante las cámaras de televisión iraquíes de cuatro pilotos norteamericanos y sus mecánicas críticas contra el bombardeo de Bagdad son todavía recordadas con amargura en las bases de donde despegaron sus cazas de combate.

Desde la guerra de Vietnam, el sargento Mike Whatley lleva un brazalete con el nombre de 14 un compatriota desaparecido en el país asiático. Más de dos décadas después en su nuevo campamento del desierto saudí Whatley fabrica pulseras con los nombres de la nueva generación de prisioneros. Ayudado por otros marines, ha preparado 500. El artículo 6 recuerda a los prisioneros su convicción de estadounidenses: "Nunca olvidaré que soy ciudadano de Estados Unidos, luchando por la libertad, responsable de mis acciones y dedicado a los principios que hicieron a nú país libre. Conflo en Dios yen los Estados Unidos de América".

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