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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Medios de defensa de eficacia dudosa

La prevención de los efectos de las armas químicas se realiza evitando la inhalación y el contacto con la piel, según el informe realizado sobre estas armas por la organización Greenpeace. Las fuerzas de tierra van dotadas de monos y caretas antigás y entre la población civil de algunos países como Israel y Arabia Saudí se han distribuido caretas antigás.La ropa protectora de que disponen los combatientes no es aplicable a la población civil, que dispone de recursos de eficacia dudosa, como las habitaciones rudimentariamente selladas y las citadas máscaras antigás. La dispersión de los productos tóxicos depende mucho de los agentes atmosféricos y su efecto persistente sobre el medio ambiente es una consecuencia mucho menos comentada pero también grave.

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Los antídotos a los gases nerviosos tienen una eficacia dudosa e importantes efectos secundarios. Están indicados la respiración artificial y tratamientos anticonvulsivos. En el caso de los gases mostaza no se han desarrollado antídotos especiales, según esta organización ecologista. Una vez que la interacción química y biológica comienza, el proceso es irreversible. Se puede conseguir una minimización de los efectos por lavado con detergente e hipoclorito.

Acuerdos

El protocolo de Ginebra de 1925 prohibe el empleo en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos. En la actualidad, más de 100 Estados apoyan este acuerdo, aunque muchos de ellos se reservan el derecho a tomar represalias por los mismos medios, en caso de que sean atacados con este tipo de armamento. Casi 50 años después, en 1972, la convención sobre las armas biológicas prohibía su desarrollo, producción y almacenamiento y disponía la completa destrucción de las existentes.Las formas de utilización de las armas químicas y su efectividad son una incógnita. Disparadas en proyectiles explosivos se dispersarían por una extensa zona y podrían causar graves daños, sobre todo entre la población civil. Desde tanques se pueden fumigar. En todo caso tendrían un gran efecto psicológico, por sus secuelas espectaculares.

El tratamiento médico de los combatientes suscita grave preocupación entre las autoridades sanitarias, dada la falta de experiencia que existe. En el Reino Unido, las normas internas que circulan en el Servicio Nacional de Salud señalan, por ejemplo, que no se conocen bien las características de un envenenamiento por agentes neurotóxicos.

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