Afeitar con hacha
Lo que tenía en los cuernos el tercer toro no era normal. Bueno, en realidad apenas tenía cuernos; sólo la mínima muestra necesaria para que no lo confundieran con una oveja. Suele suceder, en efecto, que aparezcan en los ruedos toros con cuernos pequeñitos, y es debido a que, antes de su comparecencia, los metieron en una cajón de tortura llamado mueco, alguien les serró un cacho y luego limó lo que quedaba de cuerno para sacarle punta, no exactamente a mala idea sino para disimular. A esto lo llaman afeitado, y al afeitador, barbero. Pero lo que tenía en los cuernos aquel tercer toro no pudo ser consecuencia del afeitado, salvo que le afeitaran con hacha; lo cual tampoco sería de extrañar, pues hay gente muy bestia.Posiblemente el barbero no estaba para florituras, agarró al toro, le metió en los pitones dos hachazos de padre y muy señor mío, y según quedó, sin limar, ni bruñir, ni nada, lo soltó al ruedo valdemorillano. Pero si el barbero y quien contratara sus servicios creían que el público valdemorillano estaría ciego de vino o tonto de frío y no se daría cuenta, se equivocaron. Pues el público, nada más apareció el toro mostrando los muñones de su cornamenta, pegó un respingo, se puso a gritar, y había aficionados tan enfurecidos, que les iba a dar un soponcio.
Navarro / S
Puerto, Oliva, FundiToros de Concha Navarro, terciados, flojos, boyantes, varios despuntados, algunos escandalosamente, como el 3% devuelto al corral por este motivo; sobrero del mismo hierro, grandote, descastado y también despuntado. Sánchez Puerto: pinchazo y estocada (silencio); estocada atravesada que asoma y descabello (oreja protestada). Emilio Oliva: pinchazo hondo, estocada trasera y dos descabellos (aplausos y saludos); estocada trasera en la suerte de recibir y tres descabellos; la presidencia le perdonó un aviso (dos orejas). Fundi: dos pinchazos y estocada (silencio); media trasera y descabello (silencio). Plaza de Valdemorillo, 8 de febrero. Quinta corrida de feria. Dos tercios de entrada.
La presidencia evitó ese mal y otros mayores devolviendo el descornado especimen al corral, mas no solucionó nada porque el sobrero también estaba descornado, y continuó el escándalo. Fundi perdió mucho cartel y mucho crédito con esos toros descornados, pues como le apodera el organizador de la feria valdemorillana, el público le atribuía la responsabilidad. Y no tuvo opción a reconciliarse toreando por lo fino, pese a intentarlo con verdadero pundonor y valentía, ya que el descornado sobrero estaba descastado, su otro toro se aplomó, y, en estas condiciones, torear resulta prácticamente imposible.
Toros íntegros y de casta son los que dan fiesta, eso lo sabe de carrerilla la afición, y es cierto que tan completos no hubo ni uno, mas boyantes, sí, en especial los que se corrieron en segundo, cuarto y quinto lugar. El primero estaba inválido y Sánchez Puerto le intentó dar pases inutilmente. El cuarto, en Qambio, embestía con nobleza, y Sánchez Puerto le instrumentó una faena de hechuras clásicas aromatizada con muchos perfumes toreros. No hay ahora mismo en los puestos altos del escalafón de matadores quien sea capaz de superar la hondura y el empaque con que instrumentó las tandas en redondo.
Emilio Oliva toreó con mucho entusiasmo pero con no tanto sabor a los dos nobles toros de su lote, y sorprendió a todo el mundo cuando mató al quinto en la suerte de recibir. Quizá esa estocada y el toreo de Sánchez Puerto compensaron a la afición del toro afeitado con hacha. Quién sabe. Pues la afición es muy sentida y, la verdad, ver allí, de repente, un toro afeitado con hacha, le había dado un disgusto de muerte.
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