_
_
_
_
DIARIO DE LA GUERRA

'El baile de la máscara'

Juan Jesús Aznárez

Los escuchas más espabilados de la Guardia Republicana iraquí en la frontera kuwaití, con su gran oreja asomando de las dunas más próximas a los límites con Arabia Saudí, quizá pudieron escuchar la noche del martes el griterío de cinco marines femeninos y 20 masculinos brindando con latas de soda y bailando rap en la inauguración de la discoteca Mopp. Posición defensiva nivel 4. Los periscopios más potentes de sus centinelas, cuyos ojos sobresalen de las arenas del desierto como los cocodrilos en las superficies de los ríos, quizá pudieron observar perplejos cómo la clientela del centro nocturno, ataviada con trajes antiguerra química, ensayaba arrebatada todo tipo de ritmos y se entregaba con especial pasión al baile de la máscara.El comandante John Hand, responsable de las comunicaciones del batallón de bailarines, interrumpió la apertura de gala para advertir tolerante que el ruido de la parranda montada en una tienda de campana próxima al frente de batalla superaba lo permitido por las ordenanzas militares. "Muchachos, divertíos, pero acordaros también de los decibelios", les dijo.

Más información
Cuatro iraquíes se rinden, a los periodistas

Y los muchachos, con órdenes de cortar las orejas de los escuchas y sustituir sus ojos de cocodrilo por un bastón de aluminio en la ofensiva terrestre, continuaron con el baile de la máscara: manos a la barbilla, adelante y atrás, arriba, abajo; puños a la altura del hombro, adelante y atrás, arriba, abajo, imitando la urgente colocación de la careta. El nivel 4, que bautiza a la discoteca, es el máximo en las alertas cuando se presume un ataque con gas venenoso.

Los pinchadiscos responden al grito de "Scud B y amoroso L", y su trabajo en la discoteca, iluminada con luces producidas por linternas, colocadas en los rincones, es mantener a la tropa contenta y entretenida. Lanze, El Amoroso, dice que la muchachada se olvida momentáneamente de la guerra.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_