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La crisis del Golfo y la unificación alemana plantean nuevas dificultades para la unión monetaria de la CE

Los efectos económicos de la crisis del Golfo y de la unificación alemana son un freno a la unión monetaria, según un informe de la Comisión Europea. Los resultados de 1990 reflejan que los márgenes de divergencia en inflación y déficit públicos, en lugar de recortarse, se han acentuado. Las perspectivas para este año son pesimistas. Los resultados económicos son menos favorables que en análisis anteriores, y algunos países comunitarios registran efectos contrarios a los perseguidos. La convergencia de las políticas económicas es la condición esencial para la creación de un banco central europeo y una moneda única.

Los ministros de Economía de la CE se reúnen hoy en Bruselas para un doble ejercicio: la vigilancia multilateral sobre la situación económica actual y la conferencia intergubernamental sobre la unión económica y monetaria del futuro. El ministro español Carlos Solchaga presentará sus nuevas propuestas sobre el papel del ecu y las competencias iniciales del banco central europeo en un nuevo intento de acercar la posición británica a la del resto."La convergencia de las economías es más difícil de lograr en tiempos de incertidumbre, especialmente cuando la inflación crece", afirma el informe de la Comisión Europea. En 1990, la economía de la CE actuó dividida en dos. La tasa de inflación media aumentó del 5,3% en 1989 al 5,7%. Este aumento es aún más preocupante si se tiene en cuenta que seis países, entre ellos España (bajó del 6,9% al 6,5%), lograron reducir sus precios. En otros seis, la inflación se disparó al alza: 1,4 puntos en Holanda, medio punto en Luxemburgo, 1,5 puntos en Italia, 1,7 en el Reino Unido, 2,1 en Portugal y 8 puntos en Grecia. Después de tres años sucesivos de acercamiento en los diferenciales de inflación, en 1990 la CE experimentó un retroceso del punto medio de coincidencia del 1,2%.

Los déficit presupuestarios, el otro talón de Aquiles de la aproximación económica, aumentaron un 1% en el conjunto de la CE durante 1990. La preocupación principal es la crisis de Grecia, y los ministros deberán decidir hoy.la concesión o no del crédito de 280.000 millones de pesetas solicitado por este país a la Comunidad. Pero las dificultades presupuestarlas afectan también a Bélgica, Italia, Portugal, Irlanda y España. Para nuestro país, el problema fundamental continúa siendo un déficit comercial imparable.

La Comisión Europea ha corregido a la baja sus proyecciones sobre los efectos de la guerra contra Irak, después de la respuesta positiva del mercado del petróleo. Occidente nada en reservas públicas y privadas de crudo, y eso mantiene los precios, pero un conflicto largo modificaría las perspectivas. Sin embargo, "los costes de la guerra aumentarán las presiones sobre las políticas fis¿ales de algunos Estados miembros", afirma la Comisión. A ello se añade la recesión en Estados Unidos y del Reino Unido, la caída del dólar y el estrangulamiento de las economías en la Unión Soviética y de los países del Este.

El otro gran factor de preocupación es la rigidez de la política monetaria de Alemania, con altos tipos de interés que merman las posibilidades de crecimiento del resto. La política económica expansiva puesta en marcha a raíz de la unificación ha provocado "un aumento dramático" de su déficit presupuestario.

Para La Comisión Europea, todo ello demuestra que "el proceso de convergencia en la sítuación económica y las políticas de los Doce está reduciendo considerablemente su ritmo, y en algunos casos se obervan evoluciones adversas". El acercamiento de las economías como condición indispensable para encarar la unión monetaria fue decidido en la cumbre de Madrid, en junio de 1989, como primera atapa del proceso.

Vigilancia multilateral

La Comisión Europea ha denuncíado repetidas veces el olvido de los Gobiernos, más preocupados por el debate teórico y político sobre la moneda única. Los ministros analizarán esta evolución pesimista en sesión restringida, en un ensayo de la vigilancia multilateral, para imponer sanciones a las economías con mal comportamiento. Todavía no hay contexto sobre las medidas de control a implantar por los Doce.

Los análisis de la CE son que sólo siete países están en condiciones de asumir la unión monetaría sin apenas problemas (Alemania, Francia, Dinamarca, Holanda, Bélgica y Luxemburgo). España, junto al Reino Unido e Italia, necesita afrontar algunos ajustes, esencialmente la corrección de la inflación y del déficit exterior. Sólo así podrá beneficiarse del flujo de capitales que la economía española necesita y sacar provecho de esos 20 billones de pesetas anuales de ahorro que se calcula proporcionará la unión monetaria a la CE.

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