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Tribuna:GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO
Tribuna
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El pesimismo excesivo es infundado

A casi una semana de operaciones aéreas continuadas contra Irak, el optimismo de los primeros ataques ha dado paso a un sentimiento de pesimismo que se acrecienta a medida que las informaciones ponen de relieve la gran cantidad de material bélico que Sadam tiene aún en sus manos y la posibilidad de que el conflicto se alargue. Sin embargo, el pesimismo actual es tan injustificado como los alborozos optimistas de la primera noche de guerra. En primer lugar, porque nadie conoce exactamente los planes militares de la coalición multinacional, y en particular de EE UU. Es verdad que algunos planes filtrados desde el Pentágono -el famoso Camello de la Noche- indicaban un bombardeo breve, pero también es verdad que el informe oficial de Les Aspin para el Congreso habla de dos a tres semanas de incursiones aéreas contra Irak.En segundo lugar, la estricta censura informativa impide evaluar el daño que los aviones aliados infligen a las fuerzas de Sadam, aunque se conoce el daño que Irak hace a los aviones aliados. A pesar de contar con un número elevado de sistemas antiaéreos, las bajas aliadas son muy escasas comparadas con el alto número de misiones. Si se desglosan diariamente, es un número constante con una ligera tendencia a la baja. Eso indica dificultades defensivas de Irak.

El alcance de la destrucción

Ahora bien, queda la otra cara de la pregunta: ¿Destruye la aviación aliada todo lo que debe eliminar? Aquí la información es escasísima. Distintas fuentes hablan de la destrucción de las factorías químicas y nucleares. También se reconoce que el grueso de la aviación debe estar intacto y protegido en el suelo. Se dice igualmente que el Ejército de tierra está fijo en sus posiciones, casi intacto. Sobre los misiles cabe mayor especulación.

En cualquier caso, no parece que Sadam pueda guardar ninguna sorpresa militar decisiva. Si la aviación sigue forzada a permanecer en tierra al carecer de pistas en buen estado ha perdido su principal medio para un ataque químico. Aún le quedan los misiles, pero parecen confirmarse las dudas de que puedan portar cabezas químicas. Al menos, hasta ahora no las ha disparado.

En cuanto al Ejército, una gran fuerza, es muy desigual y su experiencia reciente indica graves deficiencias. Cierto, mostró habilidad para defenderse estáticamente frente a las masas casi desarmadas de Irán, y su artillería no es desdeñable, pero adolece de las doctrinas adecuadas, su inteligencia es muy pobre y, sobre todo, los aliados no son los iraníes. Porque aun siendo cierto que sobre el papel las fuerzas de Irak son impresionantes, la habilidad iraquí para sacar provecho técnico y humano de las mismas parece más dudosa.

Rafael L. Bardají es director del Grupo de Estudios Estratégicos.

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