Para reír
No entiendo bien por qué Alonso Millán explica en cada una de sus obras, felizmente abundantes en estos últimos tiempos, que hace "una sátira social" o al consumismo, y, la ambición de lujo; a la clase madrileña, como dice de esta última, proclamada "una visión desencantada y crítica de nuestro entorno social". Aunque lo explique en los programas. Yo veo clásicos disparates cómicos, personajes más o menos divertidos y enredados consigo mismo y con los demás. El de Oportunidad: bonito chalet familiar es Juanjo Menéndez: con una mujer que le repudia por aburrido -es especialista en japonés y en informática- , una hija que es como la de todas las comedias y dos o tres mujeres más -no recuerdo bien: el escenario está lleno de piernas-, agradables, no todas buenas actrices, dedicadas a la tentación del personaje y de los espectadores masculinos, y diciendo frases ingeniosas. Renuncio a la descripción del enredo, porque da igual. Y porque al final se resuelve como se quiere, y únicamente en atención a lo avanzado de la hora que exige un final. Juanjo Menéndez no retiene su comicidad para nada, y hace muy bien, como las darnas y damitas no retienen su belleza fisica, y también hacen muy bien.
Oportunidad: bonito chalet familiar
De Juan José Alonso Millán. Dirección: Juanjo Menéndez. Intérpretes.Juanio Menéndez, María Luisa San José, Natalia Menéndez, Julia Blanco, Pepe Ruiz, África Prat, José Albert, Arturo Acero, Esther Gala. Teatro Maravillas, 16 de enero.
Parejas
Si lo que quiere decir Alonso Millán con esta obra es que todo es un fastidio, tiene razón relativamente: ni siquiera para el desgraciado personaje, que termina invitado a Tokio con la chica más llamativa. Como en los clásicos, cada oveja encuentra su pareja, y uno se puede ir a ver o escuchar las noticias del Golfo. Malas.Obra para divertir, divierte. Hay que citar, junto a Juanjo Menéndez, a su hija debutante, Natalia Menéndez, que se incorpora a un reparto que sirve bien su cometido. Afortunadamente, el autor no se entretiene en buscar ninguna lógica o justificación, que son los intentos que pierden toda obra cómica; es más descriptiva y más contenida en el primer acto, más enredada en el segundo, y la gente parece reírse, y aplaude.
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