La diferencia de criterios entre Guerra y González forzó la crisis
El desencadenante último de la crisis de gobierno fue la diferencia entre Felipe González y Alfonso Guerra sobre los criterios que debían presidir la remodelación del Gobierno, según han comentado altos cargos del área económica del Ejecutivo.
Ante la dificultad de ponerse de acuerdo, por la firmeza de González, Guerra recordó que su cargo de vicepresidente estaba a disposición del presidente, y González le tomó la palabra, según dicha versión.
En la sede federal del PSOE no se confirma esta versión de los hechos, ni ninguna otra, porque se acogen al argumento de que las conversaciones entre los dos líderes principales sólo son conocidas por ellos mismos. La tesis de ese sector es que nadie sabe nada fuera del tandem.
En los días posteriores a la dimisión de Guerra se advirtió en ese mismo grupo un desconcierto evidente sobre los motivos de la renuncia, unido a un cierto enfado contra Felipe González por haber aceptado la caída del número dos, lo cual era interpretado como una claudicación ante las "presiones" exteriores.
La disparidad de versiones es mayor en cuanto al anuncio de la dimisión del vicepresidente, el pasado día 12, en el congreso del Partido Socialista de Extremadura. A juicio de dirigentes socialistas catalanes, la forma en que se comunicó la novedad causó malestar al presidente del Gobierno. Aparentemente a Felipe González no le satisfizo que Guerra eligiera el Congreso socialista de Cáceres para efectuar su despedida: Cáceres es el feudo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el presidente de la autonomía extremeña.
Personas cercanas a Guerra sostienen, en cambio, que González estaba informado, con varios días de antelación, tanto sobre la fecha en que Guerra iba a anunciar la dimisión, como del marco elegido para ello.
