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EL VOLCÁN DE ORIENTE PRÓXIMO

Fuego sobre Bagdad

F-15 norteamericanos y Tornado británicos lanzan un selectivo ataque aéreo contra Irak y Kuwait

La primera noticia no surgió esta vez del campanilleo de un urgente de una agencia de noticias sino de la galaxia electrónica, es decir, de la televisión. Primero fue la cadena de televisión norte americana ABC y, poco después la CNN. "Algo está pasando", dijo el locutor de la cadena ABC que en ese momento retransmitía su crónica desde Bagdad. "La artillería antlaérea abre fuego en Bagdad", remató un enviado es pecial de la CNN en la capital iraquí. Eran las 0.40 de hoy, viernes 17 de enero de 1991 -seis horas menos en Washington, dos más en la capital de Irak-, menos de 19 horas después de que Sadam Husein dejara vencer el ultimátum de las Naciones Unidas haciendo oídos sordos a la exigencia de retirarse de Kuwait el multimillonario emirato petrolero invadido y ocupado el 2 de agosto, y convertido poco después en la 19ª provincia de Irak. "La madre de todas las batallas acaba de empezar. Irak no se rendirá", declaró el presidente iraquí, Sadam Husein, quien llamó a la resistencia popular tras el ataque.La CNN, la cadena de televisión por cable que se ha convertido en canal de sekuímiento im prescindible desde el inicio del conflicto, tiene en Bagdad a tres enviados especiales, incluida su gran estrella de los informativos Bernard Shaw, En directo, con el fragor de las bombas como música de fondo de planos de la capital y mapas de la zona desde la que, obviamente, no llegaban imágenes, explicaban cómo el cielo de Bagdad "parece estar cu bierto de fuegos artificiales como se vive el 4 de julio en Washington".

Bombas cada 15 minutos

Pero lo que caían sobre la capital iraquí eran bombas, lanzadas en una secuencia de una oleada cada 15 minutos, hasta un total de siete oleadas, por aviones F-15 norteamericanos, apoyado por Tornado británicos y por el lanzamiento de misiles Tomahawk. Misiles de crucero dispa rados masivamente desde los barcos de guerra norteamerica nos complementaron el ataque de la aviación.

A medida que iban cayendo las bombas sobre Bagdad, las miradas se volvían hacia los países limítrofes con Irak, esperando la respuesta. Espera vana Las bombas aliadas hundieron las rampas de lanzamientos de misiles iraquíes, incluso los más sofisticados, que apuntaban hacia Israel, imposibilitando, según fuentes estadounidenses, su capacidad de respuesta. Israel no tuvo necesidad de intervenir, lo que hubiera provocado la división entre los aliados y, posiblemente, la defección de algunos países árabes del combinado aliado.

Paralelamente, buena parte de la aviación de Sadam era destruida sin darle siquiera tiempo a despegar, lo que limitó la defensa a las baterías antlaéreas, que no lograron alcanzar a ningún avión aliado, y al despegue de unos pocos Mig y Mirage. El resto se convirtió en chatarra. Casi 700 aparatos.

El ataque aliado anuló también la capacidad operativa de las fuerzas de la Guardia Republicana destacadas en el noroeste, las tropas de élite de Sadam Husein y, según el Pentágono, su capacidad química y nuclear. Basora también fue bombardeaida, según anunció Radio Teherán. Según las informaciones oficiales, unas 100 bases aéreas iraquíes fueron destruidas por la aviación atacante.

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Mientras sobre Bagdad se imponía el sonido de las explosiones, y la luz del fuego, Marlin Fitzwater, portavoz presidencial, anunciaba a la 1.10 desde la Casa Blanca: "Ha comenzado la liberación de Kuwait. En conjunción con las fuerzas de los socios de nuestra coalición, Estados Unidos ha actuado, bajo el código de Tempestad del Desierto, para aplicar el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas".

A la 1.30 horas, las alarmas antiaéreas sonaban en Riad y las bases militares en Arabla Saudí y la defensa civil ordenaba el uso inmediato de las máscaras antigás. El aterrador ruido de las sirenas estaba provocado por la supuesta detección de misiles iraquíes. La consigna en ese momento fue: "¡Todos al refugio!". Pero el tiempo iba pasando y la amenaza no se concretaba. No muy lejos, las autoridades del otro gran objetivo teórico de la respuesta iraquí al ataque, el Estado de Israel, decretaban el estado de emergencia.

Las autoridades israelíes conocían el ataque y sus objetivos, pero no tenían la seguridad de que hubieran sido cubiertos. Siempre cabía una impensada capacidad de respuesta iraquí que, a la postre, no se produjo, El primer ministro, Isaac Shamir, se reunía con los jefes militares y con sus más próximos colaboradores y aseguraba que su Ejército estaba listo a responder a cualquier agresión. Irak callaba. Las bombas caían sobre Bagdad. Entre los objetivos alcanzados se encontraban una refinería, el aeropuerto y bases de lanzamiento de misiles.

Desde el hotel Al Rachid, en el que se alojan casi todos los periodistas occidentales, podían apreciarse enormes columnas de llamas y humo en las próximidades del palacio presidencial. El Pentágono aseguró que el objetivo del ataque, saldado sin bajas de la coalición, era neutralizar las rampas de lanzamiento de misiles y las bases aéreas y terrestres que supusieran una amenaza directa. Los aviones volaban a gran altura, aparentemente fuera del alcance de las baterías antíaéreas iraquíes. No se tuvo noticia de que ninguno fuera derribado. En Washington, oficialmente, reinaba el optimismo.

Poco antes de las dos de la madrugada, Fitzwater aseguraba que George Bush se dirigiría a la nación a las tres. En esos momentos, George Bush se encontraba reunido con el secretario de Defensa, Richard Cheney, y el jefe del Estado Mayor, general Colin Powell. El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, se mostraba apenado por no haber podido evitar la guerra. Había sido informado del ataque una hora antes del mismo. También lo fue el presidente del Gobierno español, a las 0.10 horas de hoy, a través de una comunicación directa de Bush con Felipe González, así como el resto de los aliados. Especialmente los británicos cuyo primer ministro, John Major, recibió una llamada personal de Bush. No había para menos ya que entre las fuerzas que iban a intervenir en la primera operación se hallaba una escuadrilla de Tornados británica.

En total, participaron en la operación de ataque "entre centenares y mil" aviones, pertenecientes a cuatro países: Estados Unidos, Reino Unido, Arabía Saudí y Kuwait.

Decepción vaticana

En el Vaticano, Juan PabloII recibía con decepción la noticia de que su llamamiento del día anterior había sido inútil para evitar la guerra.

La agencia soviética Tass informó del inicio del ataque sin añadir ningún comentario, aunque altos mandos del Ejército mostraron su apoyo a la resolución 678 de la ONU, base jurídica para el ataque.

Los tres barcos españoles, que se habían alejado unas millas de sus posiciones anteriores, continuaban cerca de la zona de conflicto para garantizar que se seguía cumpliendo el embargo contra Irak. La decisión fue tomada por el gabinete de crisis. Una vez iniciadas las hostilidades, no se tenía ninguna noticia de que se hubiera producido ningún incidente relacionado con los navíos.

En Luxemburgo, se convocaba para las cuatro de la tarde de hoy una reunión, a celebrar en París, de los ministros de Exteriores y Defensa.

En Bruselas, la Alianza Atlántica convocaba una reunión urgente de embajadores. En Turquía, único país de la OTAN con frontera con Irak, sellada poco antes, se temía una acción desesperada de Irak contra la base norteamericana de Incirkik, en la que se estacionan los temibles F-111. Pero no se observaba ningún movimiento de tropas. Irak seguía callando. Incluso, durante unas horas, enmudeció la agencia iraquí de prensa. Las noticias llegaba a través de las emisoras de televisión o de países limítrofes. La radio jordana, que emitía fundamentalmente música militar, informaba de movimientos de misiles tierra-tierra en Irak. Radio Teherán, de ataques sobre Basora. La segunda noticia era exacta, la primera, resultó falsa. La emisora iraní afirmaba que un locutor de Radio Bagdad había gritado: "Irak no se rendirá nunca", e invitaba a los iraquíes a resistir a los extrajeros.A las tres de la madrugada, hubo, otra vez, indicios de que Irak intentaba hablar en el terreno militar. La radio de Jordania (país amenazado de convertirse en campo de batalla entre iraquíes e israelíes) aseguraba que Sadam Husein, que había tomado dos días antes el mando directo de sus tropas, había ordenado la movilización de sus cohetes tierra-tierra de largo alcance para ser usados contra Israel y Arabia Saudí.Casi simultáneamente, las cadenas de televisión británicas aseguraban que cinco misiles Scud se dirigían hacía la base saudí de Dahran desde la que partieron la mayoría de los aviones atacantes. Pero pasaba el tiempo y la noticia no se confirmaba. La emisora BBC insistía y la Embajada francesa en Riad aseguraba que al menos se confirmaba el vuelo de uno de los proyectiles. Finalmente, la noticia fue desmentida por Estados Unidos: "Ningún misil ha podido ser lanzado", aseguró un portavoz estadounidense.

"Se ha librado la batalla"

Bush fue puntual y, a las tres, se dirigía a su país y al mundo. "Esta noche se ha librado la batalla", dijo. El presidente aseguró que las fuerzas terrestres (más de 300.000 hombres desplegados en el desierto saudí) no habían intervenido y que la ofensiva no se había limitado a Bagdad sino que había sido generalizada.A las 3.30 horas, Richard Cheney daba una importante precisión: "Esto no es Panamá (...) puede durar mucho tíempo". El tiempo previsto para la operación Tormenta del Desierto es de entre tres y 10 días, salvo que Sadam haga un gesto antes. Sin embargo, ayer, poco después de haber finalizado los bombardeos, la emisora oficial iraquí aún utilizaba el lenguaje bélico y prometía la gloria y la victoria para el pueblo iraquí.Amanecía, las cadenas televisivas seguían informando. Y por ellas se sabía que los movimientos en la ciudad era casi normales. Casi todos los objetivos militares habían sido alcanzados con precisión por las bombas aliadas, dejando intactas las zonas residenciales.Al amanecer, en Bagdad, se ignoraba el paradero de Sadam Husein -cuya residencia habría sido destruida según algunas fuentes- así como el del Consejo de la Revolución iraquí.

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