Una campaña persistente
Las acciones terroristas de ETA contra la autovía comenzaron en junio de 1988 en Guipúzcoa, cuando incendiaron una máquina de sondeos, una furgoneta y una caseta de materiales propiedad de la empresa Euroestudios. Durante 1989, colocaron dos bombas en las instalaciones de otra de las empresas constructoras en la localidad navarra de Orcoyen, que fueron desactivadas. Cuatro días más tarde, una carta bomba, dirigida al consejero de Obras Públicas del Gobierno de Navarra, Antonio Aragón, fue asimismo desactivada. El artefacto explosivo iba acompañado de una placa con el lema autovía no. El pasado año, la actividad de la organización contra la autovía se inicó a mediados del mes de marzo. Los primeras acciones se limitaron a una gran proliferación de pintadas callejeras, pero la violencia fue incrementándose paulatinamente.
El 7 de abril, la organización terrorista atacó con granadas el acuartelamiento de la Guardia Civil en Lekuriberri (Navarra) para vigilar y proteger las obras. Las seis granadas, tres de tipo Heap y otas tantas Jo Ta Ke, fueron lanzadas a intervalos de 10 minutos. Dos guardias civiles resultaron heridos.
Daños cuantiosos
La acción terrorista que más pérdidas económicas ha supuesto ha sido la registrada el 5 de agosto, cuando incendiaron en Urroz (Navarra) cuatro camiones propiedad de la empresa Hormigones Osquia. Los daños ascendieron a más de 50 millones de pesetas.Entre las empresas que más atentados han sufrido se encuentran Cubiertas MZOV, Construcciones y Contratas y Dragados y Construcciones.
Sin embargo, no sólo las empresas de la construcción han sido objeto de atentados por su relación con la autovía; también han sufrido la acción de los terroristas sucursales de los bancos que han aportado créditos para su financiación, entre ellos el Banco Hispano Americano, Banesto o Banco Central.
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