La empresa Molins vendió el cemento aluminoso para viguetas cuando en Francia estaba prohibido
La mayor parte del cemento aluminoso utilizado en España para la construcción de vigas pretensadas fue vendido por la empresa Cementos Molins en la década de los cincuenta, cuando en Francia ya estaba en vigor, desde 1943, una normativa que limitaba drásticamente su uso y lo prohibía de hecho en la fabricación de viguetas y hormigones armados en obras públicas y edificios. A pesar de ello, la Administración española no tomó ninguna iniciativa para controlar su uso, y Cementos Molins lo distribuyó masivamente en toda España para usos que la cementera francesa Lafarge, que lo había patentado, ya no utilizaba por imperativo legal. El deterioro que sufre este cemento causó el derrumbe de una casa en Barcelona en noviembre -en el que murió una persona- y obliga a revisar todas las casas construidas con este material.
Alain Capmas, director de investigación de la empresa francesa Lafarge Fondu, que en 1928 vendió la licencia de fabricación a Cementos Molins, aseguró ayer que la compañía española estaba informada de la situación porque le envió puntual notificación de las investigaciones técnicas y, que a partir de 1948 Cementos Molins era la única responsable de su fabricación, ya que en esa fecha expiró la patente.Joan Ramon Rosell y Xavier Casanovas, responsables de los servicios de Calidad y Rehabilitación del Colegio de Aparejadores de Barcelona, aseguraron ayer no tener constancia de que Cementos Molins hubiera advertido adecuadamente sobre los riesgos del cemento aluminoso ni sobre el modo de utilización.
Francisco Sánchez, portavoz de Cementos Molins, rebatió ayer esta afirmación, alegando que en los propios sacos de cemento figuraban las proporciones en que debía ser utilizado, "Y desde el primer momento informamos de los riesgos", aunque reconoció que la información era muy limitada en los años de mayor utilización. "Nosotros aquí no tenemos más responsabilidad que la que pueda tener el fabricante del acero en un asesinato cometido con un cuchillo", afirmó.
Pasividad
El cemento fue vendido masivamente por la empresa española, sin embargo, cuando los científicos y las autoridades francesas habían llegado ya a la conclusión que no debía utilizarse en elementos estructurales, precisamente porque no se conocía con exactitud el modo de empleo que evitase los riesgos. La orden francesa de 1943 exigía autorización previa para el uso de cemento aluminoso en elementos estructurales, lo que en la práctica equivalía a una prohibición del uso libre del cemento y de hecho no se utilizó a partir de esa época.
A pesar de todo ello, ni la Administración ni el Instituto Eduardo Torroja, entidad de referencia en España para establecer la legislación sobre calidad de la construcción, tomaron ninguna iniciativa que regulara el uso de este cemento. En esta circunstancia se ampara precisamente Cementos Molins para eludir la responsabilidad. "En España no estaba prohibido. Si luego otros lo usaban mal, no es culpa nuestra", afirma Francisco Sánchez.
Ello permitió que el cemento fuera utilizado masivamente sin las garantías técnicas necesarias en la construcción de 100.000 viviendas en Cataluña y varios cientos de miles más en Baleares, Levante, Canarias y Madrid, ya que en España la Administración no prohibió su uso hasta 1977, y aún en este caso, sólo para la fabricación de viguetas, puesto que la prohibición se hizo en el marco de una normativa sobre pretensados. Lo cual dio lugar a la paradójica situación de que se prohibiera su uso en viguetas pretensadas, pero no en cementos armados, donde presenta exactamente los mismos problemas. Según José Ramón Rosell, "el cemento aluminoso dejó de utilizarse en España también en hormigones armados a partir de 1977, pero por iniciativa de los propios profesionales de la construcción". Anne Marie Paillere, jefe de la sección de Patología y Mejora de los Materiales del Laboratoire Central des Ponts et Chaussées, dependiente del Ministerio de Obras Públicas francés, manifestó ayer que el cemento aluminoso se utilizó en Francia para obras públicas desde 1927, pero muy pronto se observaron los problemas que presentaba y en 193,5 ya se dictaron las primeras órdenes ministeriales que limitaban y regulaban su uso.
Control estricto
"Tras un riguroso seguimiento de varios años, la comisión científica encargada del mismo emitió un dictamen en el que consideraba indispensable una orden ministerial que limitara el uso del cemento aluminoso exclusivamente a obras provisionales". En 1943 se dictó en Francia la citada normativa, que estuvo vigente hasta 1970, fecha en que se levantaron las restricciones por haberse establecido con claridad en qué condiciones podía ser usado el cemento.
"A pesar de los problemas, el cemento era un material muy interesante, de modo que, a partir de 1946, la empresa Lafarge y el propio Laboratoire Central emprendieron una investigación conjunta para determinar en qué condiciones podría ser utilizado sin riesgo. Fruto de esa investigación, en 1960 Lafarge pidió que se revisara la normativa. En 1970 se dictó una nueva orden que levantaba la limitación anterior, pero establecía estrictas normas de empleo que abarcan no sólo el procedimiento de la mezcla y las cantidades de cada elemento, sino otros aspectos como la temperatura o el tipo de áridos a utilizar", explicó Anne-Marie Paillere.
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