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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El reto europeo

EL LÍDER de la oposición conservadora, José María Aznar, mostró instinto político cuando, en el pleno del Congreso dedicado a la reciente cumbre de la Comunidad Europea en Roma, planteó sus dudas sobre la idoneidad del Gobierno de Felipe González en este momento para dar respuesta a los cada vez más acuciantes retos que plantea a España el mercado único europeo. El tiempo apremia, y cuando se observan síntomas de contradicción -por más literarios que se presuman o por más que se desmientan por la puerta de atrás en la televisión- entre lo que el presidente del Gobierno defiende en la cumbre romana y lo que su vicepresidente propugna en Sevilla, está plenamente justificado que se suscite esta cuestión en el Parlamento.El tema estrella del debate fue la información del presidente del Gobierno sobre las perspectivas en el proceso de unión política y económica de la CE. La mayoría de los líderes parlamentarios aprovecharon la ocasión para plantear cuestiones colaterales de política interior. Inoportunas o no, estas cuestiones (crisis del Golfo, política económica, viaje a Marruecos, etcétera) tienen enjundia política, interesan a los ciudadanos, y quienes las planteaban cumplían, además, con su deber de parlamentarios. Aunque en un principio el presidente del Gobierno las considerase poco pertinentes, a la postre -también con instinto político- no las pasó por alto en sus respuestas. Paradójicamente, una cuestión básica como es la de si el actual Gobierno está a la altura de los retos que plantea la plena integración de España en el mercado único no mereció la categoría de polémica central del pleno.

La comparecencia de Felipe González cumplió el objetivo de informar al Congreso sobre temas esenciales como los de la futura estructura de poder de la CE (si será federal, confederal o de otro orden) y de la relevancia que tendrán instituciones como el Consejo, la Comisión o el Parlamento. Aspectos básicos, y en los que la información se identifica con la simple enunciación de alternativas. Pero en una cuestión de tanta trascendencia, el ritual comunicativo adquiere una importancia similar al contenido. En este sentido, es primordial mantener bien engrasados los mecanismos de comunicación entre el Parlamento y el Gobierno, de tal modo que la fluidez informativa no se produzca sólo posteriormente, como da la impresión de suceder a menudo, pese a las reuniones del jefe del Ejecutivo con los líderes de los principales partidos.

El presidente del Gobierno señaló hace algunos meses, también ante un pleno del Congreso, cuáles deberían ser los mecanismos para un diálogo permanente entre el Gobierno y el Parlamento sobre la construcción europea. La Comisión Mixta Congreso-Senado era pieza clave en el trasvase informativo, en un marco en el que los acuerdos previos con las fuerzas parlamentarias ratificara la fluidez estratégica sin por ello limitar la iniciativa del Ejecutivo en las negociaciones europeas. Si hubieran funcionado correctamente estos mecanismos, todos los grupos estarían al tanto de las últimas posiciones del Gobierno en el debate europeo, y la última comparecencia presidencial, aunque importante, sólo tendría una dimensión complementaria.

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Naturalmente, la oposición está legitimada para dudar de la idoneidad y capacidad de actuación del Gobierno frente a una tarea tan ingente. Con más razón si el propio responsable del Ejecutivo justificó en su día el adelanto electoral en la necesidad de encarar con reforzada autoridad los problemas de adecuación de la economía española al nuevo escenario europeo. Lo cierto es que 12 meses más tarde se han dado escasos avances en aras del imprescindible pacto de competitividad que facilite la citada adecuación. Es cierto que tal acuerdo no depende exclusivamente del Gobierno y que otros factores externos -la voluntad política de la oposición (muchas veces en duda) y el convencimiento de su bondad por parte de patronal y sindicatos- deben confluir en su consecución, pero también lo es que la percepción pública de una falta de aliento político en el Gobierno puede influir negativamente en la concurrencia de tales factores.

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