Europa como tolerancia

Historia de los europeos, coeditada por Aguilar y otras siete editoriales europeas, que se presenta esta tarde en la Fundación Santillana de Madrid, es un intento de buscar los puntos de unión que a lo largo de los siglos han ido haciendo de Europa lo que es. Proyecto encargado a cinco historiadores europeos, aparece en ocho lenguas del Viejo Continente, y en cada edición nacional intenta resaltar los nexos con los países que conforman hoy el proyecto comunitario.

El libro Historia de los europeos ha sido concebido en un sólo volumen. El autor principal es Jean-Baptiste Duroselle, historiador, miembro del Instituto de Francia y catedrático emérito. Como consultores y asesores han colaborado varios historiadores que han puesto especial énfasis en lograr una presentación equilibrada de los acontecimientos históricos de los diversos pueblos y naciones de Europa. Por parte española, el responsable es Juan Antonio Sánchez García-Sauco. "La tolerancia es el rasgo principal de Europa", dice, "y de ella no puede abdicar". "La idea", señala Sánchez García-Sauco al comentar la edición de la Historia de los europeos, "era huir de las historias nacionalistas, sin faltar a la verdad, y buscar juntos lo que llamamos 'fases comunitarias', es decir los momentos de contacto y unidad".Entre esas fases estarían el megalitismo, las universidades, las catedrales góticas, el humanismo, el renacimiento, la revolución industrial... "Son fenómenos estrictamente europeos, que acaban por destilar un espíritu, compuesto por valores como la tolerancia, la piedad, la libertad, el desarrollo científico. Ese cúmulo de elementos de progreso nos hace superar a árabes y chinos a partir del siglo XII, pero Europa se acaba por destruir a sí misma en dos guerras mundiales. Sólo tras levantarse de las ruinas puede aspirar, ahora, a la concordia y a construir una gran Europa".

En nuestros días se habla de casa común, pero siempre hubo intentos de unidad europea. "Acabaron por fracasar los que querían basarse en la hegemonía de un pueblo sobre los demás", dice Sánchez García-Sauco, "como fueron los proyectos de Luis XIV, Napoleón o Hitler. La unidad tiene que venir por el convencimiento y la creencia de todos".

Refugio

Una unidad que, según el historiador español, no puede abdicar de ese espíritu sustancial de Europa, y menos ahora que el continente se convierte en territorio de refugio para ciudadanos del llamado Tercer Mundo. "Si Europa se circunscribe tan sólo a criterios económicos no llegará a vislumbrar la auténtica unidad. Madariaga decía: 'Europa es ya un cuerpo, es ya un alma, pero todavía no es una conciencia"'.La polémica sobre la europeidad de España va zanjándose día a día. "Es que España, con su identidad propia, siempre ha estado en Europa. Con la entrada de los musulmanes en el siglo VIII, y la Reconquista, España fue al tiempo el baluarte europeo y la depositarla de una convivencia y de una aportación original que impregnó enriquecedoramente la cultura europea. Y luego está el salto a América. Allí trasladó España los valores europeos".