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El totalitarismo no ha desaparecido, advierte Gorbachov en el mensaje de entrega del Nobel

El viceministro de Exteriores de la URSS, Anatoli Kovaljov, recibió ayer en Oslo, en representación de Mijaíl Gorbachov, el Premio Nobel de la Paz, adjudicado este año al líder soviético, primer jefe de estado de un país comunista que obtiene el galardón. Gorbachov, cuya popularidad en el exterior es superior a la que goza en su país, no pudo asistir por problemas de política interna. La ceremonia perdió así el brillo que prometía.Kovaljov fue portador de un mensaje del dirigente soviético en el que expresa su profunda emoción por la distinción y advierte sobre los peligros que siguen amenazando al mundo. El totalitarismo y la agresión no han desaparecido, asegura, pero tenemos "una oportunidad única para que prevalezca la lógica de la paz sobre la guerra y la aniquilación". "Tengo el propósito", añade Gorbachov, "de hacer lo que esté a mi alcance para corresponder a las esperanzas de mis conciudadanos, así como la de quienes respaldaron la decisión del Comité".

A diferencia de otros años, la ceremonia se celebró en el Ayuntamiento y no en el Aula Magna de la Universidad. La presidenta del Comité Nobel, Gidske Anderson, manifestó que Gorbachov satisface plenamente el objetivo del premio de distinguir a quien trabaje por la disminución del armamentismo y el establecimiento de negociaciones para dirimir los conflictos internacionales.

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