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La herencia de John Lennon

Se reeditan 73 composiciones de la etapa en solitario del músico británico

John Lennon murió asesinado en la puerta de su casa un 8 de diciembre, ahora hace exactamente 10 años. Lennon había demostrado que el laberinto del rock tenía salidas escondidas y que se podía ir mucho más allá de lo que alcanzaba a ver la vista. El mundo del rock es un abigarrado laberinto sin salida, en el que lo más fácil es perderse en un constante girar sobre el mismo lugar. Pocos, muy pocos, son los que han sabido encontrar esa inexistente salida y proyectar su trabajo hacia horizontes de auténtica originalidad.

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En poco menos de 20 años Lennon había unido innovación y genialidad, consiguiendo que incluso sus más fervientes detractores personales tuvieran que aceptar la evidencia de sus aportaciones musicales y de lo mucho que habían significado en el terreno de los cambios y rupturas sociales de una segunda mitad de siglo caracterizada por los cambios y rupturas sociales.John Lennon había entrado en la leyenda ya mucho antes de ser asesinado por Mark David Chapman a las puertas de su domicilio neoyorquino. En realidad, Lennon había sabido fabricar concienzudamente su leyenda, pero con su muerte esa leyenda cobró una magnitud nunca antes imaginada. No existe héroe vivo, afirman las crónicas ancestrales, y Lennon, con su muerte, pasó a engrosar la escueta lista de auténticos héroes del rock que le habían precedido en su abandono de las inclemencias terrenales. Una lista sumamente corta, pero que viene a confirmar la morbosa afirmación de que en el siglo XX la música consume con rapidez las vidas de sus más entregados profetas. Mozart murió con 35 años, pero fue casi una excepción en su entorno; Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison tenían 27 años cuando murieron; John Lennon acababa de cumplir los 40.

La marcha de Hendrix, Joplin y Morrison precedió en más o menos 10 años a la de Lennon, pero los tres habían bebido ya en las fuentes del británico cuando comenzaron sus carreras, y muy especialmente cuando afrontaron la parte realmente creativa de su corto pero intenso proceso musical. Años luz de distancia separan los trabajos de cualquiera de estos tres músicos de los de Lennon, casi tantos como separaban los trabajos de Lennon de los pocos auténticos creadores que le habían precedido en el campo del rock and roll, y ahí está precisamente el detalle que marca cada una de estas personalidades y les confiere su carácter excepcional.

Una excepcionalidad que apareció con ellos y desapareció con ellos. Queda su herencia, pero nadie ha podido tomar el testigo y continuar la carrera por la misma calle de la pista; no se trataba de una carrera de relevos, sino de una carrera de velocidad contra ellos mismos, en la que sólo podían quedar vencedores y vencidos a un tiempo. Y como toda carrera de velocidad, fue corta, vertiginosa y agotadora.

Lennon, como Hendrix, Joplin o Morrison, fueron piezas únicas de un rompecabezas perfectamente ensamblado. Al faltar la pieza, el rompecabezas ya no podía volver a reconstruirse. Por esa razón nadie les ha podido seguir a la zaga, continuando su labor en el punto en que ellos la dejaron. Fueron diferentes, y en esa diferencia estribó su genialidad. A partir de ahí sus imitadores, a fuerza de querer imitarles, perdieron todas las posibilidades de seguir adelante. Es una historia que se repite desde los tiempos más antiguos de la humanidad, y todo parece indicar que se seguirá repitiendo.

John Lennon, en compañía de Paul McCartney o en solitario, dejó un legado musical irreemplazable sobre cuya importancia ya se ha hablado, y con razón, hasta la saciedad. Pero lo más curioso y significativo es que el máximo valor del trabajo de Lennon no estaba contenido exclusivamente en ese centenar de partituras extraordinarias, sino en el interior de su propia persona, en lo que podría llegar a transmitir el ser humano a través de su trabajo y no sólo en ese trabajo. Paul McCartney ha seguido cantando las canciones que escribió en compañía de Lennon (como muestra su último trabajo discográfico), pero suenan ya diferentes, y eso es algo que ya no tiene solución.

Pacifismo

Coincidiendo con el décimo aniversario de su asesinato, acaba de publicarse en España una reedición de cuatro discos compactos con la obra en solitario de Lennon. Son 73 canciones que se abren con Give peace a chance (Dale una oportunidad a la paz), que apareció originalmente en 1969, cuando la ruptura de los Beatles ya era un hecho. Lennon daba rienda suelta a su pacifismo, para desarrollar a partir de 1971 posturas más agresivas con Power to the people (Poder para el pueblo) y Working class hero (Héroe de la clase trabajadora).La cara amable de los Beatles desaparece en estos cuatro discos de John Lennon, a los que el público dio la espalda en su momento a pesar de que muchas canciones se encuentran entre lo mejor de la producción del músico británico.

Sólo 2.000 ejemplares se han importado para su venta en España, mientras el reciente triple disco de Paul McCartney, también basado en el recuerdo, se ha publicado simultáneamente con 100.000 ejemplares de tirada inicial, de los que ya se han vendido 60.000. Diez años después de su muerte, la obra de Lennon continúa sin despertar interés. Es el precio de la fidelidad.

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