"No preocuparse más que por la salvación celestial es egoísta"
"El objetivo de esta institución es promover una teología que sea del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", explica el religioso, que en los últimos dos años ha sido galardonado con los doctorados honoris causa de las universidades de Tubinga (Alemania) y Washington (EE UU). "La nuestra es una institución independiente en la que hay de todo: católicos, protestantes, representantes de las Iglesias independientes africanas y miembros de la Iglesia reformada holandesa, como Alex Bhiman, suspendido de su ministerio por haber exigido que aquélla tomara posiciones más decididas contra el apartheid", añade al asegurar que "hasta el momento, el Vaticano no se ha pronunciado sobre la labor del ITC".La oposición al apartheid es uno de los puntos en común de los integrantes del instituto. En el caso de Mkhatshwa, su militancia contra el Gobierno racista le costó la condena durante siete años, la prohibición de dar misa, moverse libremente por su país y conversar con más de una persona. "No respeté ninguna de estas limitaciones", dice riendo como un niño díscolo. Ahora le es dificil contar las veces que fue encarcelado y torturado por la policía surafricana. "Quizás mi detención durante la época en que ocupaba el cargo de secretario del episcopado fue una advertencia a la Iglesia católica".
Al valorar la actitud de la Jerarquía católica respecto al apartheid Mkhatshwa cita al arzobispo surafricano Denis Hurley: "Como él dijo la Iglesia ha realizado una labor muy útil y eficiente en relación con la protesta aunque no se ha entregado a la resistencia". No hay rencor ni reproche en estas palabras. "Quizás la resistencia corresponda más a las numerosas organizaciones católicas de estudiantes u instituciones independientes como la nuestra", añade al explicar el papel de la teología desarrollada en el ICT y la lucha política.
"La teología contextual es una versión de la teología de la liberación, que con tanta fuerza ha arraigado en Latinoamérica; su objetivo es contribuir a la construcción de una nueva sociedad justa y libre de toda forma de opresión", dice Mkhatshwa, subrayando que la diferencia respecto a Latinoamérica estriba en la peculiar situación social y política surafricana, donde "la lucha de clases va ligada a la discriminación racial".
Los cambios introducidos recientemente por el Gobierno de Frederick de Klerk no han eliminado el apartheid, dice Mkhatshwa, recordando que "Mandela, si bien es recibido en sus giras por el mundo con la categoría de jefe de Estado, todavía no tiene derecho al voto en su país".
No hay duda para el religioso de que el "racismo institucionalizado está próximo a su fin". De ser así, ¿qué sentido tendrá entonces la existencia del ITC?. "El fin del apartheid no supondrá la liberación total de los surafricanos; en primer lugar, harán falta muchos años para borrar las actitudes psicológicas que han hecho posible esta monstruosidad, y ello sólo será posible a través de un proceso de reeducación", responde Mkhatshwa.
Sigue la dominación
"Pero lo más importante es que seguirán las desigualdades económicas y la pobreza de la mayoría negra; el poder financiero de la minoría blanca y de las multinacionales extranjeras controlará y condicionará de forma peligrosa la actuación del eventual nuevo Gobierno", añade el religioso surafricano al subrayar su temor de que este "nuevo poder colonial se hará más fuerte y prepotente tras la unión europea de 1992 y su alianza con EE UU, Canadá y Japón".Para Smangaliso Mkhatshwa, la principal misión del ITC es proporcionar a la población un análisis que despierte su conciencia sobre estos peligros y le ayude a actuar en consecuencia.
"¿Qué sentido tiene que un nuevo Gobierno proceda a la redistribución de la tierra -en poder de la minoría blanca- si los negros no van a tener ni el capital, ni la preparación técnica, ni la tecnología apropiada para su explotación y rendimiento?", dice el religioso al asegurar que uno de los papeles de la Iglesia es el de proporcionar a la gente la formación necesaria.
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