Esperando al amigo del Norte

La confirmacl ón de que el presidente de Estados Un ldos, George Bush, visitará Argentina mañana, a pesar de la sublevación de militares carapintadas, se recibió con satisfacción por el Gobierno y se consideraba, a primera hora de la tarde de ayer, como un importante gesto de respaldoDesde que asumió la presidencia, el peronista Carlos Menem se esforzó en hacer buena letra, alinear la política exterior argentina con Estados Unidos y acabar con lo que el actual Gobierno peronista califica de tercermundismo de la administración anterior del radical Raúl Alfonsín. Bush, que recibió con una fuerte aprensión inicial el triunfo electoral del peronista Menem, tuvo muy pronto oportunidad de convencerse de que el nuevo presidente argentino es el aliado más leal de Washington en el Cono Sur.

El Gobierno peronista sorprendió a propios y extraños con una política económica neoliberal, privatización de empresas públicas y reanudación de alguna parte de los pagos de la deuda externa. Menem fue más allá que ningún otro gobernante latinoamericano y decidió enviar dos fragatas al golfo Pérsico.

El presidente Carlos Menem manifestó en conversación telefónica con su colega brasileño Fernando Collor de Melho que la asonada protagonizada por un frupo de militares argentinos era "la obra de un grupo minoritario" dentro de las fuerzar armadas y que "la democracia argentina no corría ningún peligro".

Por su parte, el portavoz presidencial y secretario de Prensa de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, declaró que, "con toda probabilidad los sucesos de Buenos Aires constituyen un intento de colocar al presidente Menem en una situación delicada" antes de la visita de Bush a Buenos Aires, que comienza manana, miércoles. "Por esta razón, el viaje se mantiene como muestra de nuestro apoyo a la democracia y al presidente Menem".