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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Inquietud de Washington por el posible potencial nuclear de Bagdad

Estados Unidos tiene otro motivo, además de la invasión de Kuwait, para querer neutralizar a Irak: su posible potencial nuclear. Ayer, en Egipto, como el día anterior ante sus tropas en el desierto saudí, el presidente norteamericano, George Bush, planteó de forma abierta su preocupación por esa amenaza. Durante la conferencia de prensa celebrada junto a su homólogo egipcio, Mohamed Hosni Mubarak, tras mantener dos horas de conversaciones, Bush defendió la necesidad de que se adopten medidas que aseguren que Bagdad no va a utilizar armas nucleares, químicas o biológicas. Ambos mandatarios subrayaron que ningún compromiso con Irak es posible en la crisis actual.

Desde la perspectiva estadounidense, incluso si el presidente iraquí, Sadam Husein, decidiera retirarse de Kuwait, se requerirían garantías de que "no va a recurrir a las armas de destrucción masiva, para proseguir sus fines".

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Estas palabras de Bush, expresadas antes del turno de preguntas, señalan un cambio en la presentación del problema por Washington. Como un funcionario de la Casa Blanca señalaba, haciendo un juego de palabras en inglés, "the problem is not Kuwait, but the guy" ("el problema no es Kuwait, sino el tipo", en referencia a Sadam). El líder iraquí se ha jactado en numerosas ocasiones de poseer armas químicas, un hecho que quedó probado durante su aún reciente guerra con Irán. En cuanto a su posible capacidad nuclear, los servicios de espionaje occidentales constataron, ya antes de la crisis del Golfo, que Bagdad estaba trabajando en ese sentido, al igual que en el logro de armas biológicas.

Aunque según Israel no parece que el grado de desarrollo de los experimentos iraquíes haya alcanzado aún un grado decisivo, la amenaza potencial está ahí, a merced de su capacidad para hacerse con nueva tecnología o materiales estratégicos.

La penetración de estos temores entre los dirigentes de los países árabes de la zona puede constituir la base para el establecimiento de algún tipo de sistema de seguridad regional y, eventualmente, para la prolongación de la presencia militar estadounidense. En uno de sus recientes viajes a la zona, el secretario de Estado norteamericano, James Baker, evocó tal posibilidad. Egipto está trabajando en ese sentido, pero desea una alianza militar interárabe permanente sin la participación de EE UU.

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En su comparecencia de ayer ante la prensa, el propio Mubarak tocó el tema. "Debería instituirse algún tipo de medidas para mantener estable esta zona y evitar una nueva tensión u otra guerra". Mubarak, que encabeza el bloque árabe antiiraquí, se había manifestado pesimista poco antes sobre las posibilidades de encontrar una solución pacífica a la crisis del Golfo.

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