Parábola de pequeñas claves

Columbi lapsus"Se equivocó la paloma", sería la traducción libre de este título. La paloma del Espíritu Santo, traduciendo también las ligeras claves con que la obra apenas disfraza el suceso que cuenta y comenta. Se posó esa paloma sobre el cardenal Luciani y le hizo papa. Unos días después, hubo que rectificar el error; murió Luciani, y le sucedió Wojtyla que era, indudablemente, el eficaz, el útil, el capaz de cambiar el mundo, o ayudar a cambiarlo en el sentido que la ideología mundial conservadora se proponía, como se ha comprobado después.La idea de que a Luciani le asesinaron comenzó a emitirse inmediatamente después de su muerte; en reportajes, artículos, libros, y también en el teatro (El candidato de Dios, de Basurto, representada en España hace tres años). De todo esto no ha habido ninguna prueba.

Boadella transcribe el posible suceso con pequeñas claves. Vaticano, alto clero, asesinos tienen nombre paralelos como los personajes. No lo hace, seguramente, como reserva o defensa jurídica, sino porque es un recurso literario: el público goza más con ello. Como con el italiano macarrónico en que está escrita toda la obra, que corresponde a un estilo lingüístico de Boadella, con el que resuelve su compromiso natal y político con dos o tres idiomas.

La situación teatral es, por lo tanto, simple: el buen papa -el "master", en la obra- sobra, le echan veneno en el café -la mafia, la CIA, el clero bancario y economista- y aparece, entre humos, el polaco. Lo demás es una colección de escenas sueltas, apuntes, chistes, burlas, como variaciones del gran tema. Todo mas o menos corrosivo, mas o menos divertido. Siempre con el acierto de Boadella y Els Joglars en la teatralidad que les es propia; y con una terminación de espectáculo que resulta excelente. Y con sus ideas libertarias y abiertas: sanas, desde puntos de vista que comparto y que comparte su público, a juzgar por el regocijo común. Boadella encarnó circunstancialmente la campaña por la libertad de expresión -perseguido en los últimos momentos del franquismo por La torna- y quedó mitificado: nunca deja de responder a su imagen, y eso es una virtud rara en nuestro tiempo.

Columbi lapsus no es, probablemente, la mejor obra de Boadella; pero sí es mejor que algunas de las últimas, y supone una especie de recuperación. Sigue siendo un gran hombre de teatro, un renovador, y se le agradece. Queda dicho que tuvo un gran éxito: por la obra y por la ideología cómicamente esparcida a lo largo de ella, y tambien como compensación al juego de persecuciones de los bienpensantes que siguen sin querer abandonar su antigua presa.