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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Bush espera que Moscú apoye un ataque a Irak

El presidente norteamericano, George Bush, se mostró ayer confiado en que la URSS acabará finalmente dando su apoyo a EE UU para la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de una resolución que autorice el uso de la fuerza contra Irak. Por su parte, el ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, y el secretario de Estado norteamericano, James Baker, anunciaron anoche que las dos partes han alcanzado un acuerdo para convocar una reunión del Consejo de Seguridad. Mientras, Gorbachov hacía declaraciones en la televisión francesa afirmando que no hay divergencias entre él y Bush sobre la crisis del Golfo, aunque insistió en que es preciso buscar una solución política al conflicto.

Edvard Shevardnadze reconoció anoche en París en su encuentro con James Baker: "Ha llegado el momento de que el Consejo de Seguridad de la ONU juzgue lo que ha ocurrido hasta ahora con las anteriores resoluciones ya adoptadas".El ministro soviético, cuyas declaraciones contrastaban con la petición de "paciencia" solicitada el lunes por Gorbachov, explicó que "la adopción de nuevas resoluciones deben ser consultadas a nuestros colegas del Consejo de Seguridad".

Shevardnadze y Baker reiteraron que se debía mantener la "unidad y solidaridad de la comunidad internacional, y, en primer, lugar hacerlo en el órgano responsable de la seguridad en nuestro planeta: el Consejo de Seguridad".

Baker negó que EE UU y la URSS hubieran trabajado "sobre el borrador de una nueva resolución". El soviético añadió que "en sus elementos esenciales, las resoluciones no se han cumplido y la agresión no se ha detenido. Ésto es lo más importante".

Pese a los comentarios de Shevardnadze, la Casa Blanca anunció anoche que el presidente Bush no conseguiría reunir hoy en París un compromiso por parte de la CSCE para alcanzar un acuerdo de resolución para utilizar de la fuerza en el Golfo. El portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater,reconoció asimismo que "existen ideas sobre una resolución que autorizaría el uso de la fuerza para ser sometidas al Consejo de Seguridad", pero que "no hay nada decidido ni tampoco una fecha para la aprobación de una nueva resolución".

La Casa Blanca confirmó anoche que el presidente Bush no acudirá el próximo mes de enero a Moscú para firmar el acuerdo de reducción de armas nucleares estratégicas, tal como se había anunciado. Bush sólo viajará a la capital soviética "cuando el acuerdo se haya alcanzado en su totalidad", dijo el portavoz norteamericano.

Visita a Arabia Saudí

En vísperas de la visita de Bush a Arabia Saudí y a menos de dos semanas del final de la presidencia norteamericana del Consejo de Seguridad, la diplomacia de Estados Unidos ha aprovechado a fondo las dos primeras jornadas de la cumbre parisiense de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) para conseguir apoyos a una resolución internacional, que de legitimidad al uso de la fuerza contra Irak. Washington desea que, antes del próximo 30 de noviembre, el Consejo de Seguridad apruebe la resolución.

Estados Unidos cree contar con la abstención china en la votación de esa resolución, y desea que este importante paso hacia la guerra en el conflicto del Golfo cuente con el apoyo inequívoco de los otros tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad presentes en la cumbre parisiense de la CSCE: el Reino Unido, Francia y la URSS.

La solidaridad británica con cualquier iniciativa norteamericana no deja lugar a dudas, como la propia Margaret Thatcher recordó el lunes antes de la inauguración de la cumbre. Antes de llegar a París, a Bush le quedaban por convencer Francia y la URSS, dos países que, sin excluir la necesidad del recurso a la fuerza, consideran que todavía no se ha agotado la posibilidad de una solución pacífica, basada en la efectividad de las sanciones económicas contra Irak.

En la noche del pasado lunes, Bush encajó un contratiempo en su entrevista con el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov. En contra del deseo norteamericano, la reunión no terminó con una conferencia de prensa conjunta de ambos líderes sobre la crisis del Golfo.

"Los dos países", dijo entonces el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, "están de manera general de acuerdo en que el uso de la fuerza no puede ser descartado". Pero Fitzwater precisó: "No ha sido adoptada ninguna decisión sobre la oportunidad de proponer tina nueva resolución en ese sentido al Consejo de Seguridad". Su homólogo soviético, Vitali Ignatenko, añadió que, desde el punto de vista de Moscú, hay que "agotar todas las posibilidades de una solución pacífica".

Todas las delegaciones presentes en París interpretaron que Gorbachov no había compartido la impaciencia de Bush por hacer aprobar la resolución del Consejo de Seguridad sobre el uso de la fuerza contra Irak.

"Paciencia"

Mientras Bush esperaba un franco apoyo de Gorbachov a su iniciativa, el presidente soviético le contestó con una declaración pública exaltando las virtudes de la "paciencia" en el conflicto del Golfo. "Estoy dispuesto a hacer prueba de paciencia en la búsqueda de una solución pacífica", dijo Gorbachov.

Previamente, el líder soviético había hablado del Golfo con el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar. Este último había manifestado su coincidencia con Gorbachov en cuanto a la necesidad de "hacer todo lo posible para encontrar soluciones pacíficas" al conflicto.

Bush podía felicitarse ayer de haber obtenido un buen resultado con sus anfitriones franceses. París, afirmó Hubert Vedrine, portavoz del Elíseo, "ha dado su acuerdo para que sea iniciada una discusión de los miembros del Consejo de Seguridad acerca de la elaboración de una nueva resolución que prevé el uso de la fuerza" en el conflicto del Golfo.

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