Excepción israelí

EN MEDIO de los enfrentamientos violentos que se suceden en Israel -secuelas en definitiva del impacto causado por la matanza de 20 ciudadanos árabes el mes pasado en Jerusalén-, la decisión del Gobierno de Shamir de encarcelar a dos periodistas palestinos conocidos por sus posiciones moderadas, Raduan Abu Ayesh y Ziad Abu Ziad, es un hecho gravísimo, no por la profesión de los detenidos, sino por su personalidad y por el procedimiento empleado, en clara violación de las normas de derecho propias de los países civilizados.Abu Ayesh es el presidente de la Asociación de Periodistas Palestinos, una de las figuras más prestigiosas de los territorios ocupados, defensor incansable de la idea de una coexistencia pacífica entre el pueblo palestino y el pueblo israelí. Abu Ziad es director del periódico Gesher (El Puente), cuyo simple título indica claramente su orientación favorable al entendimiento entre judíos y palestinos.

Acusándoles de incitación a la violencia y de relacionarse con "organizaciones terroristas", el Gobierno israelí les ha encarcelado por un plazo de seis meses por decisión administrativa. Para cometer un acto tan antijurídico, el ministro israelí Arens hace uso de una ley de excepción del periodo colonial británico, desenterrada para privar de libertad de modo arbitrario a las personas que molestan al Gobierno.

Si un encarcelamiento de este tipo es, en cualquier situación, un acto intolerable y que merece la condena de todos los demócratas, en las circunstancias actuales, a la intolerancia se le debe sumar la torpeza: gestos como las mencionadas detenciones demuestran la ceguera de un Gobierno que, por mucho que se resista, tendrá que acabar sentándose a la misma mesa negociadora que los palestinos. En lugar de preparar, y prepararse, para la inevitable evolución que los hechos imponen, se empeña en hacer lo contrario, con medidas que suscitan la indignación del mundo.