_
_
_
_
Tribuna:LA SITUACIÓN EN EL SALVADOR
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En el aniversario de la matanza de la UCA

El autor rinde un homenaje a los jesuitas asesinados, hace ahora un año, en El Salvador, todos ellos amigos suyos. Para él, la matanza en la Universidad Centroamericana es una herida abierta para todos los salvadoreños, la muerte de los seis sacerdotes sirve de recordatorio de que los miles de muertos salvadoreños no deben ser una cifra estadística, fría y sin rostros.

Un recuerdo:Hace un año, el 16 de noviembre de 1989, recibí una llamada de San Salvador. Era mi hermano gemelo.

-¿Salvador?

-Sí, hola.

-Mataron a todos los padres de la UCA.

-¿Qué?

Más información
La Iglesia española, ausente en el homenaje a los jesuitas asesinados en San Salvador

-Sí, mataron a todos los padres: a Ignacio, a Montes, Amando, Martín Baró, Pardito, Tío Quin; a las empleadas; a todos los que estaban en la casa.

La sangre helada en el cuerpo, la mente en blanco, apabuelado, con angustia indescriptible e inmenso dolor, dije a mi hermano que saliera inmediatamente del país. Me despedí y colgué el auricular.

Desde el primer grado de la escuela primaria hasta el fin de mi carrera universitaria me eduqué con los jesuitas. Después trabajé como profesor y administrador del colegio de los jesuitas en San Salvador; y como instructor, coordinador de la carrera de Filosofia y miembro del Consejo de Redacción de la revista ECA en la Universidad Centroamericana. Así pude conocer muy de cerca a todos los padres asesinados por el Ejército de El Salvador. Todos ellos fueron mis maestros. Todos eran amigos muy queridos, especialmente Ignacio Ellacuría.

... Y una reflexión.

La escena dantesca de este asesinato es una herida abierta. Es la imagen viva de la crueldad y la agresión violenta que ha sufrido todo un pueblo. Nuestros muertos no son estadísticas de guerra. Tienen rostro. Tienen nombre y apellido. Nos duelen en lo más profundo del alma. Y dicho muy francamente, estamos hartos de la intimidación, el terror, la cárcel, la tortura y la muerte que los militares salvadoreños nos han impuesto a lo largo de décadas.

Ha pasado un año ya desde el asesinato de los padres jesuitas. Los responsables siguen impunes. Son los mismos que han torturado y asesinado a decenas de miles de salvadoreños de todos los sectores sociales: obreros y campesinos, estudiantes y maestros, sacerdotes y religiosos, empresarios, periodistas.

Por eso la lucha de todo el pueblo ha sido justa y legítima en El Salvador. Por eso surgió y creció incesantemente la guerrilla del FMLN, hasta convertirse en una poderosa fuerza política y militar que tiene en jaque a todo el aparato de dominación.

Sin recetas

No damos recetas de guerra a otros pueblos. Creemos que debe evitarse la violencia por todos los medios posibles. En nuestro caso no ha quedado otro camino.

Ha sido necesaria una guerra larga para abrir posibilidades a la democracia, la justicia social y la modernización del sistema político. Ahora está abierta la ruta de una solución política al conflicto en El Salvador. Pero el asesinato de los padres jesuitas nos recuerda que no habrá paz hasta que cese la impunidad de los jefes militares y desaparezca para siempre su capacidad de intimidar y aplastar a la sociedad civil.

Salvador Samayoa fue ministro de Cultura y actualmente es miembro de la comisión negociadora por el FMLN.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_