Gorbachov: "La 'perestroika' destruyó el totalitarismo"
La voluntad de consenso mostrada ayer, durante las celebraciones en Moscú del 73º aniversario de la revolución bolchevique, por los principales líderes políticos de la Unión Soviética fue insuficiente para dominar las tensiones, simbolizadas en un individuo que disparó, sin causar víctimas, dos tiros con una escopeta en plena plaza Roja, a pocos metros del presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, quien poco antes había asegurado: "La perestroika destruyó el totalitarismo".
Dos tiros pudieron ser oídos claramente desde la tribuna de prensa situada junto al mausoleo de Lenin, sobre el cual, aparte de Mijaíl Gorbachov, estaba el presidente del Parlamento de Rusia Borís Yeltsin; el jefe del Gobier no de la URSS, Nikolái Rizhkov; el jefe del Gobierno de Rusia, Iván Silaiev; el alcalde de Moscú, Gavriil Popov, y el ministro de Defensa, Dmitri Yázov, además de otros cargos, con predominio de los representantes del Estado sobre los del partido comunista.
Los tiros sonaron cuando estaba pasando la manifestación civil convocada por el PCUS inmediatamente después del desfile militar de tropas de la guarnición de Moscú, donde se exhibieron por primera vez los cohetes intercontinentales SS-25. El incidente no alteró el acto oficial, y la gran masa de participantes en la manifestación -unas 200.000 personas, según cálculos aproximados- se enteró de ello más tarde.
Un vídeo difundido por la agencia Tass mostró cómo un individuo vestido con pantalones azules y camisa blanca era expeditivamente detenido por una docena de agentes de la policía de paisano. Un portavoz del Comité de Seguridad del Estado (KGB) manifestó que el detenido, un hombre de 38 años procedente de Leningrado, sólo había tenido tiempo de sacar el arma pero no de apuntar hacia un objetivo concreto.
Gorbachov aparecía relajado y de buen humor por la tarde en una recepción oficial en el Kremlin, durante la cual pronosticó a esta corresponsal que "España aumentará sin duda su potencia en el mundo, y no sólo en el piano económico".
Antes, Gorbachov había roto con las tradiciones acuñadas en el 7 de noviembre para dirigirse personalmente a los participantes en el acto oficial de la plaza Roja con un mensaje centrado en la necesidad de consenso social en el que condenó vehemente mente el estalinismo como una "deformación del socialismo" "Las generaciones anteriores no pueden ser culpadas porque no se alcanzaran los objetivos con los que soñaban o porque se distorsionaran seriamente los ideales que inspiraron al pueblo para tomar por asalto el viejo sistema", dijo el líder.
Golpe a la burocracia
"La perestroika ha dado un destructivo golpe al sistema totalitario y burocrático que ha oprimido a la sociedad", dijo Gorvachov, al reconocer que el "proceso de renovación" era más difícil y dramático de lo que se podía haber esperado". "Hoy estamos todos seriamente alarmados por las escaseces, las colas, los altos precios, el debilitamiento de la ley y el orden, y estamos dolidos por los conflictos étnicos".
"No debemos ser presa del pánico, y mucho menos esperar un paso atrás", sentenció el presidente. "Para lograr el éxito necesitamos la unidad de las fuerzas democráticas, firmeza frente a los proyectos extremistas y la cooperación honesta de los verdaderos partidarios de la perestroika", señaló.
Las tradiciones se rompieron también cuando los líderes que estaban en la tribuna del mausoleo bajaron a la plaza Roja para ponerse en cabeza de la manifestación civil y rendir homenaje al cadáver de Lenin. Todos los presentes y todo el país, a través de la televisión, pudieron ver cómo Gorbachov caminaba entre Yeltsin y Rizhkov y hablaba jovialmente con el primero.
Este año, los actos oficiales de la plaza Roja, decorada con un gran retrato de Lenin, duraron más que en ocasiones anteriores, y se prolongaron desde las diez hasta las doce de la mañana, momento en el que los dirigentes políticos se retiraron de la tribuna.
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